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-Que mierda hiciste ahora?- una mujer joven con una copa en la mano le decía a un hombre que estaba sentado al lado de ella, el hombre estaba aparentemente afligido.

-Soy un hijo de pvta, ¿cres que pueda dormir hoy aquí?

-¿Y que cree Liza sobre esto?

-Liza se fue, me dejó, ya no está.

-Cuéntame lo que pasó, pero por el aspecto de tu cara no creo que haya sido algo muy agradable, ten- le alcanzó la copa- toma un trago, uno grande.

-Gracias- el hombre tomó un gran trago y luego comenzó a toser, se limpió la boca y comenzó a narrar- estaba sentado en una esquina del cuarto, escuchando como blusa por blusa y braga por braga se marchaba Liza, "ya no siento nada por ti ", minutos antes me había dicho, intenté persuadirla pero fue en vano, no es que aún la amara ni nada por el estilo, pero simplemente me había acostumbrado a como mi vida funcionaba alrededor suyo.

Horas antes...

-¿Estas segura de esto? No tienes a nadie con quien vivir en esta ciudad.

-Me estaré quedando en casa de unas amigas, además eso ya no es problema tuyo, hace meses que ni siquiera me miras ¿ahora es que te preocupas por mi?- comenzó a elevar su tono de voz- ¿o lo que realmente te preocupa es que vas a perder a tu esclava?

-¿Esclava, de qué mierda estás hablando?

-Solo me tienes aquí para limpiar tu porquería, lavarte y cocinar, ni siquiera me tocas, hace ya seis meses que no follamos.

-Con que ese es el problema, ¿quieres follar?- me levanté de mi silla y fui hacia donde estaba, me paré justo enfrente de ella, la tomé por los brazos y la lancé a la cama, luego me puse encima de ella y comencé besarle el cuello, pero podía notar como mis labios eran desagradables a su cuerpo, comenzó a golpearme con las manos como pudo, a gritar, yo la neutralicé pero unas de sus manos se soltó, alcanzó la lámpara de noche que estaba en la mesita y me golpeó con ella en la cabeza, me desplomé en la cama junto a ella, toqué mi cabeza para comprobar el golpe y estaba soltando sangre.

-Te dije que nunca intentaras forzarme o la ibas a pasar mal estúpido me dijo aún acostada al lado mío.

-Tu madre jodiendo incluso ahora- le dije recordando que esa lámpara nos la había regalado su mamá para nuestra boda, la miré un instante y pude notar que se estaba riendo.

-Mi mamá era buena, lo que nunca le caíste bien, debe estar muy feliz ahora desde el cielo viendo como la lámpara cumplió bien su función, "rómpesela en la cabeza si algún día se propasa contigo", me dijo.

-Que vieja más- me miró con rabia- buena, que vieja más buena.

Se levantó de la cama y fue hacia la ventana, el día era algo oscuro, pero aún era temprano solo que había muchas nubes negras y al parecer iba a llover, metió las manos en sus bolsillos y sacó una caja de cigarros.

-Supongo que si me he perdido de algunas cosas, ¿desde cuando comenzaste a fumar?

-Desde que todo comenzó a irse a la mierda.

-¿Hace un tiempo eh?- todo lo que pude decir fue eso, no tengo idea de cuando fue el momento exacto en que lo nuestro se rompió, siempre hay un inicio, tanto para lo malo como para lo bueno, pero aveces lo malo no ocurre de pronto, sino que va acumulándose poco a poco, un beso no dado, una mala respuesta, una mirada al culo de una mujer ajena, pensando que no pasaría nada, "no pasará nada, fue solo una vez", nos autoconsolamos de esa manera y seguimos echando mierda a la pila, un día la pila nos cae encima y nos preguntamos, ¿donde fue que fallamos?, ¿cuándo?.

-¿Quieres uno?, se que no te gusta para nada fumar, una de las razones por las que empecé a fumar fue para simplemente joderte un poco, que cuando llegaras del trabajo me olieras y te molestaras mucho, pero ni siquiera lo notaste en estos meses, pero ya era muy tarde para dejarlo, me había acostumbrado a la paz ficticia que me proporcionaban sus 120 segundos, 120 segundos más cerca del cáncer, 120 segundos más lejos de todo, deberían durar más de 120 segundos estos cigarrillos de mierda.

-¿Te llevarás también el ventilador?- le pregunté.

-Por supuesto, en estas noches hace mucho calor- votó su cigarrillo y se marchó.

Presente...

-Luego se fué, se llevó el ventilador de verdad, intenté dormir de todas formas, pero los mosquitos y la tristeza no me dejaban pegar ojo, cual de los dos picaba más fuerte, así que no tuve más remedio que acudir a ti aunque te haya jurado que más nunca te buscaría, así de desesperado estoy.

-La has cagado muy bien señorito, pero tranquilo, al final siempre te quedaré yo, siempre tienes que regresar a mi, yo te cuidaré, yo nunca te pediré nada cambio- la chica se sentó en las piernas del hombre y lo besó- además, yo tengo dos ventiladores.

Tuvieron sexo sin amor toda la noche, mientras dos ventiladores que no tenían culpa de nada, aliviaban la tristeza...
 
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