Cuentos cortitos varios...

Ara

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Hola forero/a se que hay muchos temas sobre cuentos de terror, suspenso...en fin...pero quisiera que posteen cuentos anónimos, cortos muy cortos, que te dejen pensando....que no te dejen dormir o al menos que demores en dormir...una cosa si son propios mucho mejor..... Aquí va el primero...

-Corre, corre, corre! Me repetía la voz en mi cabeza, pero no sabía de quién o de qué debía de huir, sólo sabía que mi cuerpo y mi mente querían escapar -Corre!! (otra vez esa maldita voz) y juro que corrí, pero hacia dónde ? Mi vestido blanco me pesaba, supongo que del barro de tantas veces que me tropecé con las raíces salientes de esos árboles, tan frondosos y altos que sentía que se me venían encima, y estaba oscuro, ni siquiera veía en donde pisaba -Corre! - ya me estaba cansando esa estúpida voz, así que me detuve, gran error, la voz no solo continúo, ahora habían más, me gritaban, ya no era mi cabeza, esas voces provenían de otro lugar, intenté seguirla pero eran demasiadas, no sabía donde ir, no sabía cuál escuchar, entonces me desmayé... Desperté donde siempre, un cuarto blanco, personas vestidas de blanco, yo con mi vestido blanco pero esta vez limpio y sin manchas. La voz continuaba pero estaba vez no me decía que corriera, no, solo me pedía una cosa. Si!! todo volvía a la normalidad ahora estaba en mi hogar, no sé si era el cielo o como ellos lo llamaban, Manicomio, era mi hogar, rodeada de personas y la voz de mi cabeza que me pedía: Mátalos a todos! Me encantaba el blanco pero no para mancharlo de barro en el bosque, sino para mancharlo de sangre, en mi hogar.
 
No hay nada más hermoso en esta vida que escuchar la risa de un niño....a menos que sea de noche y vivas solo.



¿Nunca has leído aquello relatos donde sientes que estas demasiado concentrado? Si, suele pasar, tanto así que se te olvida el mundo y solo cuentan la página y las letras. Alguien podría estar ahí, pero no lo notarás pues tu concentración está en la pantalla… Como ahora, vine desde la cocina hasta tú habitación y aún no sabes que estoy a tu lado izquierdo.
 
No hay nada más hermoso en esta vida que escuchar la risa de un niño....a menos que sea de noche y vivas solo.



¿Nunca has leído aquello relatos donde sientes que estas demasiado concentrado? Si, suele pasar, tanto así que se te olvida el mundo y solo cuentan la página y las letras. Alguien podría estar ahí, pero no lo notarás pues tu concentración está en la pantalla… Como ahora, vine desde la cocina hasta tú habitación y aún no sabes que estoy a tu lado izquierdo.
🤣🤣 mira estaba oyendo tame Impala y casualmente miré a la izquierda y la canción se paró de repente, resulta ser que era así el final
 
Érase una vez, una mariposa que se enamoró de un cuervo. La mariposa era bella, de un color azul oscuro precioso. El cuervo era atractivo, negro como la misma noche, y con un corazón de la misma tonalidad. Nadie veía nada bueno en este amor, y sin embargo, la ingenua mariposa no escuchaba las advertencias de sus semejantes.
"Esas cosas no pueden amar" le decían, pero ella no les creía.
"Se equivocan, yo se que él puede llegar a amarme" respondía, segura.

Un día, la mariposa lo vio pasar, y la inocente criatura, queriendo alcanzarlo, voló detrás de él lo más rápido que pudo. Sin embargo, el cuervo no pareció darse cuenta del intento de la mariposa por ir con él, y siguió avanzando velozmente.
La mariposa, desesperada, agitó lo más fuerte que pudo sus delicadas alas, hasta que por fin estas se rompieron y la hicieron caer en picada al piso. La pobre mariposa trato de volver al aire, pero no pudo. Comenzó a llorar de manera amarga, ya que ella solo había tratado de ir con la criatura que le había robado el corazón, y en su lugar la Muerte vendría por su vida…

En ese momento el cuervo escucho su llanto, y guiado por él, encontró a la mariposa agonizando. La mariposa lo vio descender a su lado, y sonrió en cuanto lo vio. Creyó que el cuervo había ido en su auxilio, y que nada los separaría de ahora en adelante….El cuervo también le sonrió, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella, abrió su largo pico, y la devoró de un bocado. Una vez que el cuervo termino volvió a sonreír, antes de decir con voz burlona y llena de crueldad:

"Chiquilla tonta, ¿es que acaso no sabías que yo no tengo corazón?"

Entonces emprendió otra vez el vuelo, dejando atrás los restos de las azules alas de aquella bella criatura…

Y así termina la triste historia de una mariposa que se enamoró de un cuervo.
 
Título: Los amigos son ángeles.
Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa.
Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: “¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un “traga””.
Yo ya tenia planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.
Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él. Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus gafas volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia el mientras gateaba buscando sus gafas. Vi lagrimas en sus ojos. Le acerqué a sus manos sus gafas y le dije, “esos chicos son unos idiotas, no deberían hacer esto”.
Me miró y me dijo: "¡gracias!". Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud. Lo ayudé con sus libros.
Vivía cerca de mi casa. Le pregunte por que no lo había visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela privada. Yo nunca había conocido a alguien que fuera a una escuela privada. Caminamos hasta casa.
Lo ayude con sus libros; parecía un buen chico. Le pregunte si quería jugar al fútbol el sábado conmigo y mis amigos, y acepto. Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras mas conocía a Kyle, mejor nos caía, tanto a mí, como a mis amigos. Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije: "Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días". Se río y me dio la mitad para que le ayudara. Durante los siguientes tres años nos convertimos en los mejores amigos.
Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de Georgetown y yo a la de Duke. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema. El estudiaría medicina y yo administración, con una beca de fútbol. Llego el gran día de la Graduación. El preparó el discurso. Yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar. Kyle se veía realmente bien. Era uno de esas personas que se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos, se veía bien con sus gafas. Tenía más citas con chicas que yo y todas lo adoraban. ¡Caramba! algunas veces hasta me sentía celoso...
Hoy era uno de esos días. Pude ver que el estaba nervioso por el discurso, así que le di una palmadita en la espalda y le dije: "Vas a estar genial, amigo". Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrío: “Gracias”, me dijo. Limpio su garganta y comenzó su discurso:
“La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a través de estos años difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador... pero principalmente a tus amigos.
Yo estoy aquí para decirles que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir y a este propósito, les voy a contar una historia.”
Yo miraba a mi amigo incrédulo cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos. Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse. Hablo de como limpio su armario y por qué llevaba todos sus libros para que su madre no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela. Me miraba fijamente y me sonreía. “Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvo de hacer algo irremediable”.
Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico contaba a todos ese momento de debilidad. Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud. En ese momento me di cuenta de lo profundo de sus palabras: Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros para impactarlos de alguna manera.
“Los amigos son ángeles que nos llevan en sus brazos cuando nuestras alas tienen problemas para recordar como volar.”
 
"Camina conmigo esta noche, tengo miedo, déjame tomarte del brazo hasta la casa, por favor” y cómo no lo iba a hacer, después de todo había sido mi amigo por tantos años, que las personas pensaban que éramos hermanos, o en detrimento, pareja. Pero no, nuestra relación era mucho más fuerte que eso; era mi mejor amigo, mi alma gemela, no podría imaginar una vida sin él. Incluso venir a acompañarme a este parque que está tan lejos de su casa, a estas horas, es símbolo de que puedo contar siempre con su ayuda. Así llegamos a casa, se despidió de mí como siempre, con un beso en la frente y un te quiero, pero esta vez agregó “quizás incluso te ame”, lo que me hizo sonrojar, pero se dio vuelta y se marchó sin dejarme reaccionar. Con una sonrisa tonta entré en casa, en la sala me recibió el abrazo de mi madre envuelto en llanto. “Hija, lo siento mucho, no sé cómo decirlo pero, a Alex lo asaltaron saliendo de su casa, lo apuñalaron hasta matarlo”. “Pero cómo es posible” dije “Alex, acaba de despedirse de mí...”

De: GabrielB
 
Siento un pico oscuro y potente arrancar los músculos de mis huesos, siento a su portador rascar con sus garras lo restante de mi piel. Y qué bello es morir en el bosque, rodeado del verde natural, mas Nadie contó que al morir quedamos conscientes por un tiempo, el suficiente para sentir como nos despedazan poco a poco, consumiendo cada parte de nuestro ser. Suena horroroso, lo sé, pero al imaginar entonces la soledad y desesperación de ser enterrado en esta situación, el ser comido por animales no parece tan mal, al menos puedo ver la luz de la luna una última vez, justo antes de que el pico anterior saque mi ojo. No sé vosotros los vivos, pero los muertos no cambiaríamos el silencio de un ataúd, por el cantar de los cuervos.
De: Belle
 
La noche parecía decidida a hacerme temblar de terror. Quién demonios me mandaría a quedarme tan tarde en el río? Ahora con esta tormenta repentina no veo nada a dos pasos de mí. Por suerte descubrí una pequeña cabaña que parecía estar abandonada, no era un hotel pero al menos serviría para esperar a que amainara la lluvia. Era un lugar que parecía ser muy viejo, todo de madera roída y desgastada por la humedad, no habían muebles, pero sí algunas mantas en el suelo, parecía el típico lugar que usan los chavales para sus escapadas. Revisando el lugar, tropecé con algo en el suelo, parecía ser una clavija; tiré de ella y me llevó a una especie de sótano. Al final de las escaleras, una puerta semiabierta me recibió, Dios que fuerte olía todo. Entré y pude distinguir una pequeña luz colgando del techo, la prendí y... 3 cuerpos de chicas colgaban cual animales de matadero, con las visceras desparramadas por el suelo; en la esquina de la habitación una bañera con lo que parecían ser órganos humanos y al final, una mesa con varios instrumentos de trabajo. No alcanzaba a gritar, estaba endemoniadamente paralizada hasta que sentí detrás de mí un portazo, y una voz grave que dijo:
—Nunca debiste entrar aquí pequeña.
 
Tengo que calmarme, ahora que parece que es el momento contar esta historia, en el que parece ser el lugar indicado...

Hace ya un tiempo, tal vez un año, tal vez no, me dirigía a darle un beso de buenas noches a mi hija, no nos gustaba seguir la rutina, a veces yo le leía un cuente, a veces ella me contaba sobre las historias que le vienen a los niños a la cabeza, pero había algo que noche tras noche nunca cambiaba...

-Papá revisa que no hallan monstruos debajo de la cama- Yo le sonreía y le decía:
-Tranquila Papá se encargará de ahuyentar a los monstruos que hallan debajo de la cama- Pero ese día todo cambió...

-Papá... creo... que hay un monstruo debajo de la cama...
Le sonreí de la manera más cariñosa y tranquilizadora que pudo mi rostro formular
-Tranquila nena (decía en lo que me agachaba al costado de la cama) ya verás que pap...

...

Me quedé sin habla, ella estaba allí, mi hija estaba debajo de la cama, sollozando, mientras se tapaba con sus dos manitos la boca y cuando me vio, comenzó a gatear lentamente hacia mi, me abrazo y me dijo con una voz muy baja casi destrozada...

-Papá... creo que hay un MONSTRUO encima de mi cama...
 
Qué suerte el cumplir cinco años con el amor de mi vida, no muchos en la actualidad pueden decir lo mismo. Noche de cena romántica, escuchar nuestra canción favorita, vino y velas en una alcoba perfumada por mis flores preferidas, seguido de una noche de pasión. En serio lo amo, es perfecto, me gustaría pasar toda la eternidad en este justo momento.

Estoy exhausta, cierro los ojos y casi al instante caigo en un profundo sueño. A la mañana siguiente me siento excelente, solo hay un problema, no puedo abrir mis ojos y mi cuerpo no se mueve. “Una parálisis del sueño” pensé, había tenido algunas, así que supuse pasaría rápido, pero a medida que pasaban los minutos el miedo se iba apoderando de mí. Mi chico se despertó a mi lado, podía escucharlo diciendo mi nombre y sentirlo acariciándome, pero yo no era capaz de moverme; él comenzó a asustarse, levantaba la voz y me sacudía sin obtener respuesta de mi parte. Llamó a una ambulancia, los doctores me examinaron y llevaron al hospital; y entonces me aterré en serio, me declararon muerta.

Podía sentir a mi familia llorando a mi alrededor, sin embargo no podía siquiera abrir mis ojos, mover un dedo, algo, lo que fuera. Pasaron unos minutos, y comencé a sentir como algo me cortaba lentamente el pecho y abdomen, el dolor era insoportable, sentía que mi mente iba a explotar, incluso cuando abrieron mi cabeza. No se imaginan lo que es sentir el dolor de ser necrosado.

Fui testigo en mi propio velorio, recibí los llantos de mis familiares y amigos, y por último, sentí como me enterraban. No era mi cuerpo quien sentía, sino mi alma; y entonces me pregunto encerrada en este ataúd por la eternidad, es así para todos los que mueren? Lo cierto es que aquella noche dormí, para nunca volver a despertar.
 
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