El cabello de Oshun.

Mensajes
806
Oro
78,052
Sigo presentándoles patakíes o leyendas de la cultura yoruba:

Yemaya siempre supo que Oshun era un poco concentida, siempre con finas ropas y admiraba su propia belleza en el espejo por mucho tiempo. Cuando no tenía espejo a mano, miraba el río y usaba su reflejo para peinar su largo y hermoso cabello.

Llegó un tiempo en el que las sangrantes batallas destrozaron las tierras y Oshun tuvo que huir de su reino con tan solo un vestido blanco que estaba usando en esa ocasión. A medida que pasaba el tiempo, Oshún lavaba y lavaba su vestido y se tornó amarillo por las aguas en las cuales lo lavaba. Tuvo que vender sus preciosas joyas para poder comer, y para añadir a la miseria, de todas las cosas por las cuales se estaba preocupando, su hermoso cabello comenzó a caer. Oshun, sintiéndose sola, poco agraciada y viviendo lo peor de los tiempos, lloró en silencio sobre el río, sin saber que al otro lado no estaba sola, ya que Yemaya estaba esperando a su hermana.

Yemaya entonces trató de buscar una solución para remediar la situación de Oshun, ya que no soportaba ver a su hermana destruida material y espiritualmente. “Oshun, hermana, no llores más, tus lágrimas son como espadas penetrando mi corazón” le dijo en sollozos Yemaya a su hermana. “Huiste siendo reina, y reina serás al regresar por la gracia de Olofi. Desde este dia, todo el oro será tuyo y te adornarás a ti misma usando su color. Nunca harás el trabajo de esclava de nuevo y te sentarás en tu trono de oro y te llevarás al pavo real que es mio, pero que desde ahora será tuyo, ya que es el símbolo de la realeza y de una reina, así no te atormentas y lloras más. ¿Ves mi cabello? Recuerda que es mi orgullo, así como el tuyo lo fue para ti. Lo cortaré a la mitad y puedes tomarlo como una peluca hasta que el tuyo crezca nuevamente y tu dignidad vuelva.” Con lágrimas en los ojos, Yemaya cortó su hermoso cabello y se lo dio a Oshun para que lo pueda usar.

Fuente: ECURED
 
Sigo presentándoles patakíes o leyendas de la cultura yoruba:

Yemaya siempre supo que Oshun era un poco concentida, siempre con finas ropas y admiraba su propia belleza en el espejo por mucho tiempo. Cuando no tenía espejo a mano, miraba el río y usaba su reflejo para peinar su largo y hermoso cabello.

Llegó un tiempo en el que las sangrantes batallas destrozaron las tierras y Oshun tuvo que huir de su reino con tan solo un vestido blanco que estaba usando en esa ocasión. A medida que pasaba el tiempo, Oshún lavaba y lavaba su vestido y se tornó amarillo por las aguas en las cuales lo lavaba. Tuvo que vender sus preciosas joyas para poder comer, y para añadir a la miseria, de todas las cosas por las cuales se estaba preocupando, su hermoso cabello comenzó a caer. Oshun, sintiéndose sola, poco agraciada y viviendo lo peor de los tiempos, lloró en silencio sobre el río, sin saber que al otro lado no estaba sola, ya que Yemaya estaba esperando a su hermana.

Yemaya entonces trató de buscar una solución para remediar la situación de Oshun, ya que no soportaba ver a su hermana destruida material y espiritualmente. “Oshun, hermana, no llores más, tus lágrimas son como espadas penetrando mi corazón” le dijo en sollozos Yemaya a su hermana. “Huiste siendo reina, y reina serás al regresar por la gracia de Olofi. Desde este dia, todo el oro será tuyo y te adornarás a ti misma usando su color. Nunca harás el trabajo de esclava de nuevo y te sentarás en tu trono de oro y te llevarás al pavo real que es mio, pero que desde ahora será tuyo, ya que es el símbolo de la realeza y de una reina, así no te atormentas y lloras más. ¿Ves mi cabello? Recuerda que es mi orgullo, así como el tuyo lo fue para ti. Lo cortaré a la mitad y puedes tomarlo como una peluca hasta que el tuyo crezca nuevamente y tu dignidad vuelva.” Con lágrimas en los ojos, Yemaya cortó su hermoso cabello y se lo dio a Oshun para que lo pueda usar.

Fuente: ECURED
La dos en compañía de Oyá son hermanas y Ochún sacrificó su virginidad por su hermana Yemayá por eso ella le donó el río y parte de su ropa cuando Ochún se quedó sin nada.
 
Atrás
Arriba