Jardine: La Conquista de Hong Kong

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"Sin compras formales, ni negociaciones tediosas..." Comienza así la carta que William Jardine, Tai-Pan de la Jardine, Matheson and Company, dirige a Lin Hse Tsu, Mandarín del Emperador Daoguang de la dinastía Qing. "... He insistido firmemente a Sir F. Maitland me autorice a tomar posesión y retener todo lo necesario, y el escuadrón naval bajo su comando es capaz de todo aquello..." Era hora de vengarse, el comercio había sido cortado, los chinos llevaban años buscando alguna excusa para evitar tener que continuar aceptando una balanza comercial desfavorable con Europa en general y con Reino Unido en particular, habían confiscado el cargamento de Jardine y ahora debían pagar por ello, es cierto que era un cargamento de opio, es cierto que estaban descontentos por el efecto que el opio provoca en quienes lo consumen y en que, persiguiendo esa adicción, miles de campesinos y laborables chinos se han arruinado, pero acaso no había Jardine hecho más que suficientes obras de caridad a lo largo y ancho del Imperio? Después de todo, sir Charles Elliot lo había llamado "la cabeza visible de nuestra comunidad comercial, portador de toda nuestra confianza en base a su honorabilidad, requerida por una larga carrera de caridad privada y espíritu público", por qué los Chinos habrían de considerarse superiores? Y, sobre todo, por qué habrían de molestar tanto con sus trabas comerciales? Siguió escribiendo entonces "... Cuando todo esté cumplido, y no hasta entonces, la negociación puede comenzar. Usted tomó mi opio, yo tomaré su isla, estaremos empatados, entonces vivamos en paz..." Esa isla, esa pequeña isla del sur de China, Hong Kong o cómo quiera que se llame, no tenía nada de especial, poca población, unas vistas relativamente encantadoras del litoral, pero más allá de eso nada, lo único destacable venía por su cercanía a Cantón, el único puerto comercial abierto en China, solo a través de Cantón era posible negociar con mercaderes chinos... Aunque no por mucho si Jardine podía salirse con la suya, después de todo, Hong Kong sería una excelente base para todo el poder británico en el Pacífico... Tanto naval como comercial, quizás incluso podría convertirse en un pequeño fragmento de la civilización británica en una tierra extraña... Con ese pensamiento se dispone a sellar la carta con una oración final "Usted no puede proteger sus bordas de los barcos de piratas o bucaneros, yo puedo, entendámonos y estudiemos como promover nuestros mutuos intereses." Es cierto que Lin Hse era un hombre estricto y terco, pero ciertamente no sería tan irracional como para desafiar el poder de la flota británica, cierto? En fin, si se atreviera a hacer algo al menos sería un buen entrenamiento para los chicos de la Royal Navy...

Hubo guerra y tres años duró por la negativa de Lin Hse, como Jardine predijo para los británicos fue solo un entrenamiento, 69 muertos, para los chinos fue una humillación, 20000 muertos, Hong Kong y otros puertos convertidos en concesiones europeas, Lin Hse destituido de su cargo por el Emperador... y China pagando de su bolsillo por el cargamento de opio de Jardine fue la cereza en la cima del pastel, Jardine sonrió, no solo se salió por completo con la suya, sino que además consiguió gracias a la fama de esta acción que lo eligieran como miembro del Parlamento, y Hong Kong... Hong Kong sería la joya de la corona de su empresa comercial, todo el té de China, la porcelana y la seda ahora correrían por su cuenta, probablemente sería más rico que Su Majestad, pero, por qué conformarse? Hong Kong es un buen sitio... Más que un simple puerto comercial puede ser una floreciente ciudad... Hora de mirar un par de planos, así como la corona tiene a Londres, Jardine tendrá a Hong Kong...

Hey, soy yo, espero que les haya gustado esto, un pequeño experimento intentando combinar historia con un relato corto visto desde la perspectiva de William Jardine, pretendía captar el inicio de la Guerra del Opio y cómo Reino Unido conquistó Hong Kong, si lo apreciaron dejen alguna reacción, pueden hacer preguntas sobre otros detalles de este periodo o comentar lo que deseen, en dependencia del éxito de este relato pudiera incluso luego hacer otro desde la perspectiva China en el papel de Lin Hse... Por último, decir que la carta que escribe Jardine en el relato es cierta, fue la carta del ultimátum a Lin Hse, la negativa de este último a ceder desembocó la guerra, me pareció por ello un documento muy interesante sobre el cual basar el resto del relato.
 
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