Debate Leyendas urbanas 🕷🕸🦇👻☠️

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Holis foreros, son fanática a este tipo de historias y en la tarde de hoy le doy comienzo a este tema para que en la marcha compartan sus experiencias paranormales o leyendas urbanas que conozcan.

Hanako-San

Es una niña fantasma (adolescente en algunas versiones) que acecha en los baños de las escuelas japonesas. Los japoneses la llaman “Toire no Hanako-San”, que literalmente significa “Hanako del baño”.

Ella tiene el pelo ligeramente corto, negro y lacio, usa una falda roja y su mirada, según cuentan, es capaz de helarle la sangre al más valiente.

Habita el tercer cubículo de los baños del tercer piso; en otras versiones de la leyenda, el cuarto cubículo; ya que, en Japón, el 4 es considerado un número maldito por su semejanza fonética con la palabra ‘shi’ (muerte). Su espíritu generalmente pena en los baños de mujeres, pero no son pocos los casos de chicos que han salido despavoridos por encontrársela en medio del mal olor, la humedad y la penumbra, ya que ella suele preferir los baños descuidados y poco iluminados, por lo cual los profesores, aprovechándose del miedo que inspira Hanako-San, recomiendan a sus alumnos mantener limpios los baño.


El riesgo de encontrarte con Hanako-San es mucho mayor si estás solo o sola: entonces, ni pienses en abrir la tercera o cuarta puerta, porque allí la vas a encontrar, y la mirada que te dedique rondará tus pesadillas por el resto de tu vida, puesto que la habrás hecho enfurecer al irrumpir su privacidad (eso si consigues sobrevivir)…

Por otra parte, cuentan que, si no abres la puerta tres o cuatro pero sientes una presencia en el baño, muy probablemente se trata de Hanako-San. ¿Existe forma de averiguarlo? Por supuesto, provocándola, incitándola a manifestarse, para lo cual puedes tocar la puerta tres veces, llamarla por su nombre, o hacer la pregunta clave: “¿Hanako, estás allí?”… No es seguro que te responda, aunque si lo hace, la mayoría de versiones cuentan que dirá con voz baja y calmada: “Sí, estoy aquí”. Una vez que sepas que está allí, realmente tendrías que tener agallas para abrir la puerta, pues estará aún más enfadada que en los casos de quienes abren la puerta sin haber preguntado. No obstante, si tienes un examen en el que hayas obtenido la máxima nota, puedes estar tranquilo pues se dice que Hanako-San se calma y desaparece (desvaneciéndose) cuando ve que eres un gran estudiante… Sin embargo, una versión afirma que ella, tengas o no el examen, desaparecerá metiéndose en el inodoro y accionando la válvula…

Ahora bien, hasta ahora solo se ha presentado la visión más extendida de la leyenda, ya que existen conocidas variaciones en las que Hanako-San se manifiesta de formas sencillamente aterradoras:

• En la prefectura de Yamagata, cuentan que Hanako-San no siempre responde con voz calmada: puede responder con voz ronca, como de poseída por el Diablo, y entonces, aunque no mueras, podría atacarte o asumir un aspecto tan monstruoso que necesites varias visitas al psicólogo… O bien, según otra creencia de Yamagata, es mejor que jamás abras la puerta pues Hanako no es una niña sino un demonio que emplea voz de niña para que los curiosos caigan y se queden helados al ver que en realidad se trata de un engendro con tres metros de altura y tres asquerosas y viscosas cabezas de lagarto.

• En cierta escuela de la ciudad de Kurosawajiri, cuentan que, si te metes al cuarto cubículo y dices tres veces “ichibanme hanako-san, nibanme hanako-san, sanbanme Hanako-san” (primera Hanako, segunda Hanako, tercera Hanako), una mano blanquecina aparecerá por encima de la puerta del baño, resplandeciendo espectralmente con su luz de ultratumba…

• En una escuela de la ciudad de Yokohama, los alumnos creen que, si vas al cuarto cubículo del baño de los chicos y le das vueltas al inodoro unas tres veces o más mientras insultas a Hanako-San, una mano ensangrentada ascenderá desde el hueco del inodoro e intentará atraparte.

• Diferente a las anteriores, en muchas escuelas de Japón existe la superstición de que, si te raspas la rodilla en el patio de la escuela, te podría salir el temido “Hongo Hanako”, el cual es como una mancha blanquecina que, según cuentan, de alguna u otra forma te transmite Hanako-San desde su costra, puesto que ésta está llena de ese tipo de hongo.

Probablemente te preguntarás cuál es el origen de Hanako-San, y desde cuándo empezó a hablarse de ella. La verdad es que ésta chica fantasma ha estado en boca de los japoneses desde la década de los ochenta, ya que en ese entonces emergió como leyenda propia de la cultura popular urbana. No obstante hay quienes dicen que ya en los años cincuenta se hablaba de Hanako-San, aunque mucho menos. En cuanto a su origen, se han planteado las siguientes versiones:

• Durante la Segunda Guerra Mundial, Hanako-San estaba jugando a las escondidas cuando ella y los demás alumnos fueron sorprendidos por una alarma de bombardeo, y entonces ella se escondió en el baño y allí murió cuando las bombas enemigas la volaron en pedazos…

• El padre de Hanako-San era un sujeto abusivo, violento, pervertido y medio loco, que cierto día enfurecido la persiguió para matarla, dándole muerte en un baño después de que ésta se escondiera allí.

• Hanako-San murió en un accidente. Unas versiones (en Fukushima) dicen que se cayó por la ventana de la biblioteca de la escuela; otras, más coherentes, que se cayó por la ventana del baño.

• Parecida a la del padre, una versión cuenta que la madre de Hanako tenía problemas mentales y estaba perdiendo progresivamente la cordura, hasta que un día perdió la razón e intentó matar a su hija, dándole muerte en el baño, lugar en el que Hanako se había escondido.

• La más siniestra de las versiones, cuenta que la escuela (muy probablemente un internado) de Hanako estaba en un área boscosa, y Hanako había salido a dar un paseo entre los árboles, cuando de pronto se percata de que un hombre (con un hacha en la mano) la estaba mirando en forma perversa y malintencionada, ante lo cual ella se asustó y echo a correr rumbo a la escuela (que al parecer estaba casi vacía en esos momentos), ocultándose en un salón, donde estuvo agazapada hasta que, ante la proximidad de las amenazantes pisadas, corrió rápidamente al baño, donde se ocultó en el cuarto cubículo, cerrando la puerta con picaporte. Sin embargo el hombre escuchó el ruido de la puerta y sabiendo donde se escondía dijo en voz alta: “”hanako-san asobimashou” (¡Vamos a jugar, Hanako!)… Y entonces comenzó a fingir que la buscaba, hasta que llegó al baño y a hachazos, destrozó la puerta del baño y el despedazó a Hanako…

• Por último, algunos creen que Hanako se suicidó en el baño, cosa que sí es creíble puesto que Japón tiene uno de los mayores índices de suicidios, incluyendo casos de adolescentes y niños, los cuales algunas veces se han matado por la presión social en torno a la obtención de buenas notas, tales como las que hacen que Hanako se desvanezca…
 
Aquí les va otra de gemelos :

Pedrito y Juanito eran inseparables, no en vano eran hermanos gemelos y estaban entre los pocos niños de su edad que quedaban en el pueblo. Hacia años que la gente había empezado a migrar a la ciudad y los pocos jóvenes que permanecían en el pueblo lo hacían más por apego a sus mayores que por un deseo real de quedarse. Los padres de Pedro y Juan no eran la excepción, más de una vez se habían planteado hacer las maletas y arriesgarse a empezar una nueva vida en la ciudad, alejados de la monotonía del campo y el pesado trabajo de arar y sembrar los cultivos. Pero la idea de que sus hijos se criaran entre coches, humo y los peligros propios de las grandes urbes les frenaban. Aunque claro, eso también tenía su contra, los niños prácticamente estaban solos y no tenían muchos amigos con los que jugar.

Los gemelos eran conocidos en todo el pueblo por sus travesuras, es normal a esa edad que los niños sean inquietos y más cuando se aburren por no tener amigos con los que correr y jugar, pero los pequeños no paraban con sus pillerías y muchos ancianos del pueblo ya estaban hartos de ellos. Incluso, más de uno le había dado una bofetada a alguno de los gemelos o había ido con el cuento a sus padres o al cura, quienes a su vez ya les habían pegado más de un tirón de orejas. Su curiosidad no tenía límites y aprovechaban cualquier despiste para colarse en la casa de un vecino o espiar por una ventana.

Como en todos los pueblos, en el que residían los niños había un viejo huraño, uno de esos abuelos cascarrabias y con mal carácter al que pocos echan de menos cuando muere. Ese era el caso de don Vicente, que cuando falleció a los 75 años de edad no dejó mas que una sensación de alivio entre sus vecinos. Ya había protagonizado alguna pelea por sus terrenos con familiares y propietarios de las zonas colindantes, así que la noticia de su muerte no tuvo demasiado impacto en el pueblo. Aunque por supuesto llegó a oídos de los gemelos, que no dudaron ni un segundo que tenían que ir a investigar.

Remaining time: x seconds
Nunca habían visto un muerto y su curiosidad fue tan grande que decidieron colarse en la casa de don Vicente cuando todo el mundo había salido del velatorio. Lo de “todo el mundo” es más un decir que lo que pasó realmente, porque salvo un par de plañideras aficionadas a llorar sin motivo aparente en cada funeral que se celebraba en el pueblo (incluso cuando casi no conocían al fallecido), prácticamente no fue nadie a presentarle sus respetos a don Vicente. Tal era el abandono del cadáver del anciano que incluso faltando pocas horas para su funeral ni siquiera le habían metido dentro de su ataúd y aún descansaba sobre una mesa en mitad del salón de su casa.

Pedrito y Juanito encontraron la casa vacía y las condiciones idóneas para saciar su curiosidad y ver al muerto sin que nadie les moleste. Con una total falta de respeto lo manosearon, le intentaron abrir los ojos y la boca, le movieron los brazos como si fuera una marioneta y le imitaron mientras se reían de él, pero un ruido en la finca les alertó.

Corrieron hacia la salida, pero ya era demasiado tarde y, sin saber dónde ocultarse, se metieron en un pequeño armario que estaba tirado en mitad del suelo del recibidor.

La voz de dos hombres que reconocieron como el cura y un viejo herrero, con el que habían tenido problemas en el pasado, sonó acercándose al armario.

-¿Quién ha dejado esto aquí tirado? No se puede ni pasar al salón, ya me contarás cómo va a pasar la gente a presentar sus respetos a don Vicente- Dijo el cura
-Tampoco creo que fuera a venir nadie, don Vicente se ha labrado a pulso una reputación de maleducado durante años y no creo que le llore nadie en este pueblo.
-No hables así, el hombre ya está esperando el juicio de Dios que es el único que tiene el poder de juzgar sus actos- aseveró el cura.

Ambos trataron de levantar el atáud (los niños, mientras los hombres hablaban, se habían escondido dentro por miedo) y se dieron cuenta de que ya estaba lleno.

-¡Ves! aún quedan buenos samaritanos en el pueblo, alguien nos ha facilitado el trabajo y ha metido a don Vicente en su caja. Llevésmoslo a su descanso eterno.-dijo el cura.

Los niños escuchaban toda la conversación desde el interior del féretro, pero era tanto el miedo que tenían al cura y al herrero que no quisieron revelar que en realidad eran ellos los que estaban dentro y quisieron esperar el momento adecuado para escapar.

Nadie acudió al funeral de don Vicente, por lo que el cura, cansado de cargar con la caja y el supuesto muerto, decidió realizar una versión rápida de la misa y en cinco minutos ya había despachado la situación. Los niños, víctimas del calor y el aburrimiento, empezaban a sentirse muy cansados y casi sin darse cuenta se quedaron dormidos. No pasaron más de cuarenta minutos cuando un ruido en la tapa del ataúd les despertó. Paletadas de tierra caían sobre la caja que ya había sido sellada y ni las patadas ni los gritos de los gemelos parecieron alertar al anciano enterrador que era conocido en el pueblo por su sordera. Los niños quedaron enterrados vivos y nadie parecía haberse dado cuenta…

Los padres de Pedrito y Juanito se sorprendieron cuando estos no llegaron a la hora de la merienda, pero imaginaron que estarían demasido entretenidos jugando o que algún vecino del pueblo les había invitado a comer algo. Lo que ya les alarmó fue que anocheció y llegó la hora de la cena y no aparecían por ninguna parte. Entonces comenzaron a buscarles y preguntaron a todo el que se encontraban por las calles, pero nadie parecía haberles visto en todo el día. Asustados llamaron a la Guardia Civil y una pareja de agentes se acercó a coordinar las labores de búsqueda. La madre recordó la muerte de don Vicente y tuvo la intuición de que los niños probablemente fueran a curiosear, pero allí no encontraron más que el cadáver del anciano sobre la mesa del salón, los vecinos se alarmaron cuando encontraron al muerto aún sin enterrar y rápidamente llamaron al cura.

-¿Cómo que no está enterrado? Yo mismo le llevé al cementerio y tuve que darle una misa a la que ninguno de vosotros fue.
-Eso es imposible, padre, don Vicente aún descansa sobre la mesa de su casa.
-Pero el ataúd estaba lleno cuando lo enterramos, si no fue a él ¿A quién hemos sepultado?

La cara de miedo de la madre se reflejó al instante y, conociendo como conocía a sus hijos, intuyó que ellos eran capaces de haberse metido dentro del ataúd en una de sus travesuras.

Por más prisa que se daban en desenterrar el ataúd, el tiempo parecía eterno para los habitantes del pueblo. Era tradición allí enterrar lo más profundo que era posible los féretros, de esta forma se podían sepultar en una tumba a varios familiares y se evitaban olores que se podían convertir en insoportables al visitar el cementerio en los meses más calurosos. Por este motivo llevó varios minutos remover suficiente tierra como para poder abrir el ataúd.

Lo que encontraron allí dentro fue un espectáculo escalofriante. Los niños habían muerto asfixiados, pero no sin antes luchar por sus vidas intentando escapar. Se habían destrozado las uñas de las manos arañando la madera y sus pequeños cuerpecitos estaba cubiertos de sangre. En plena desesperación habían tratado de romper la caja a golpes y se habían lastimado entre ellos y, probablemente fruto de la misma desesperación, habían acabado peleándose como animales acorralados, de modo que podían verse marcas de mordiscos y arañazos en los cadáveres de los gemelos.
 
Los miedo mas comunes que se han convertido en leyendas urbanas que tienen que ver con una operacion en el quirofano.

Despertar en medio de una operación

Por desgracia es un peligro real y se estima que, una de cada 1.000 personas que son intervenidas quirúrgicamente en el mundo, se despierta durante la operación. Normalmente no se recupera totalmente la conciencia y sólo se recuerdan fragmentos de la conversación del personal sanitario o un leve malestar. Las técnicas han avanzado mucho y cada vez existen más métodos de monitorear al paciente; por lo que, cuando se detecta que está recuperando la conciencia, simplemente se aumenta la dosis de anestesia.

Pero existen multitud de testimonios de individuos que sentían como su cuerpo permanecía inmóvil; incapaces de avisar que estaban despiertos, no podían gritar, ni tan siquiera llorar, y nadie parecía darse cuenta de que sentían dolor cuando cortaban sus cuerpos y urgaban en su órganos. Incluso los que no sentían dolor, podían percibir claramente cómo manipulaban su interior, y escuchar con claridad cómo su carne se desgarraba. Sin duda una de las mayores agonías que se pueden vivir.

Ejemplo: Erin Cook se sometió a cirugía para la extirparle un tumor en su ovario. Recuerda haberse dormido con la anestesia, pero minutos después despertó con un intenso dolor al sentir cómo cortaban su cuerpo. Se sintió atrapada en su cuerpo, incapaz de moverse o respirar. El hospital le informó después que un gas había estado cayendo durante la operación y sólo recibió el 5% de la anestesia necesaria.


Objetos olvidados en tu interior

Durante una intervención quirúrgica se usa diverso material que es necesario para la operación, como bisturís, gasas, pinzas, tijeras, etc. En algunos casos, por descuido de médicos o enfermeras este instrumental se ha olvidado en el interior del paciente y se ha cosido su cuerpo con esos objetos anómalos dentro. Esto puede provocar gran dolor al paciente, fiebre, inflamación o incluso causarle una infección que le puede costar la vida.

Ejemplo: Nelson Bailey dejó la sala de operaciones con una gasa de 30 centímetros de largo por 30 de ancho dentro de su abdomen. Cuando los médicos descubrieron su error y abrieron nuevamente su herida, la gasa estaba podrida y había perforado sus intestinos.


Operar al paciente equivocado

Esta negligencia médica es la que más historias urbanas ha generado, y es que es aterrador pensar que un error al verificar la identidad del paciente puede ocasionar que se le practique una operación que no le era necesaria. Una de las leyendas urbanas que más frecuentemente he escuchado es la del hombre que despertó con una operación de cambio de sexo porque le confundieron con otro paciente con nombre similar, pero no es la única, y en algunos casos el relato cambia y lo que se le hizo fue amputar una pierna u operar a un paciente sano.

Ejemplo: A Kerry Higuera se le practicó una radiografía de rayos X en el abdomen, a pesar que tenía tres meses de embarazo. Los médicos la confundieron con otra paciente del mismo nombre. Este procedimiento aumentó el riesgo del bebé de padecer leucemia o defectos de nacimiento. Afortunadamente su hijo, Nathan, nació bien.


Operar el lado equivocado

Conocido médicamente como “error de lateralidad”, se podría considerar una negligencia médica relativamente común por la cantidad de noticias reales que circulan por la red . Casos como el de un anciano peruano al que se le amputaron ambas piernas porque inicialmente se equivocaron de lado, gente que queda ciega tras ser operada de un ojo sano o incluso testimonios de personas a las que se les extirpó un riñon sano obligándoles a vivir conectados a una máquina de diálisis hasta que reciban un trasplante (si tienen esa suerte).

Ejemplo: Jorge Villanueva Morales (un anciano peruano de 88 años) se quedó sin ambas piernas en enero del 2010, cuando le fue amputada su pierna izquierda por error; según su historia médica, debía habérsele cercenado la pierna derecha.


Abusos sexuales mientra se está sedado

Son varios los casos probados y en los que se ha sentenciado a varios años de prisión a médicos y enfemeros que, aprovechando que los pacientes estaban bajo los efectos de la anestesia, violaron a sus víctimas, la mayoría nunca supieron nada o no podían probar lo sucedido pues ni ellas mismas sabían si había pasado realmente, ya que seguían atontadas después de la intervención .

Ejemplo: Paul Patrick Serdula, un enfermero anestesista, fue descubierto casi por casualidad cuando una empleada de una clínica dental encontró una cámara oculta en el baño de mujeres. Cuando la policía fue a su casa, encontró cientos de cintas en las que se le podía ver violando, sodomizando y manoseando a varias paciente mientras estaban bajo los efectos de la anestesia, una de ellas tan sólo tenía quince años. Fue sentenciado a cadena perpetua más 25 años.


Robo de órganos en la sala de operaciones

Esta es la única leyenda urbana en la que no he podido encontrar casos reales probados. La historia contaría el caso de personas, a las que por ejemplo, se les saca un riñón sano alegando que era necesaria la operación para posteriormente trasplantar el órgano a una persona que pagaría grandes cantidades de dinero a los médicos.

Pero éste no es el caso más escalofriante, otras versiones de la leyenda aseguran que incluso muchas víctimas morirían en la mesa de operaciones en intervenciones quirúrgicas que eran teóricamente rutinarias (como una apendicitis) o simplemente no eran necesarias. De este modo, médicos sin escrúpulos podrían extraer los órganos de la víctima en las condiciones óptimas, en un ambiente esterilizado y sin despertar muchas sospechas.
 
Déjame contribuir con este tema, que tengo varias leyendas urbanas.... La primera, para mi la más fuerte de las que he leído...

"No sólo los perros lamen"​

La siguiente historia muchos la localizan en una pequeña localidad francesa pero, como todas las demás, el boca a boca ha borrado la pista de su origen. Una niña de 9 años es la protagonista de la leyenda. La pequeña era la única hija de un matrimonio con gran influencia política y una ajetreada vida social que hacía que la niña pasase demasiado tiempo sola.

Para aliviar su soledad, los padres decidieron regalarle un perro, que podría proteger a la niña en su ausencia. Niña y can se hicieron inseparables. Un día, mientras dormían, la niña empezó a escuchar cómo su mascota arañaba el suelo y gruñía. Para tranquilizarlo, bajó su brazo de la cama para que él la lamiera: era un código entre ellos para saber que ambos estaban bien.

Al día siguiente, cuando la niña despertó, en la pared se podía leer con sangre: "No sólo los perros lamen", y a su perro asesinado en el suelo. Cuando encontraron a la niña, ella sólo preguntaba quién le había estado chupado la mano toda la noche. Cuenta la leyenda que la niña acabó enloqueciendo.
 
Estuve investigando, para ver si no era otra historia de esas frecuentes que se ven por google, y se puede decir que como siempre pensé Pokémon tiene su parte oscura. Por lo que llegue como conclusión, que algunas veces no es muy bueno que los niños pequeños o menos de edad jueguen tanto videojuego, y sobre todo, y pensar que yo tuve este juego en GameBoy cuando era pequeño.

Leyenda de los cartuchos malditos de Pokémon​

Real o falsa, conoce una de las más aterradoras historias de la actualidad​

En Marzo de 1996 en Japón, tras el lanzamiento de Pokémon Rojo y Verde 1.0, ocurrieron 104 suicidios de niños entre 10 y 15 años.
Algunos saltaron de edificios o a las vías del tren, se ahorcaron, o se cortaron las venas. Incluso algunos cortaron sus extremidades o forzaron su brazo por la garganta, ahogándose con su puño.
La policía descubrió que todos estos incidentes, estaban relacionados con los cartuchos de Pokémon. Los cuales el Detective Nagaraki Sataoba recogió y guardó como pruebas.
En la investigación descubrieron que Chiro Miura, uno de los programadores se suicidó poco antes de sacar el juego al mercado. Y que escribió las siguientes frases con Tacker: “ENCUENTRA EL ORÍGEN”. “DA LA VUELTA YA”. “VEN Y SÍGUEME”.
Nishino otro de los programadores, tomó una pistola y se disparó en la sien. Y Sousuke Tamada, confesó a los detectives que hicieron un cambio en el inicio del juego, pero por un error de encargo sólo se aplicó la primera tirada de juegos. Exactamente 151.
Y si querían saber el secreto, debían iniciar una partida y descubrirlo ellos mismos.
Después de esto disparó contra los policías, dejando a cuatro hombres muertos y uno en estado grave. Sataoba se recuperó, y decidió cerrar el caso. Pero cinco años después, tuvo en sus manos uno de estos cartuchos y quiso descubrir el secreto…
Empezó una partida nueva, se dirigió a la ruta norte. Dio un paso. Oak no vino. La pantalla se desvaneció a negro. ¡Un Mew salvaje apareció! diciendo: “SOY EL ORÍGEN DE TODO LO EXISTENTE. TODO LO QUE VES ALREDEDOR DE TU MUNDO ES PRODUCTO DE MI CREACIÓN.”.
Sataoba estaba exactamente en la misma situación que los 104 niños experimentaron. Y apuntó todo lo que el Mew decía hasta no poder más. Cogió su pistola y se disparó.
El cuerpo de Sataoba, junto con los 104 cartuchos que retenían, fueron incinerados. Y se decidió eliminar el caso.
Al año siguiente, los Eventos Pokémon celebrados por todo el mundo distribuyeron a Mew por cable link a todos los jugadores que lo deseaban.
Tajiri no admite que haya relación entre Mew y los suicidios. Alega que no existe ninguno que presente el cambio para comprobarlo.
Sin embargo Satoshi Tajiri estaba equivocado: sólo se confiscaron 104 de los cartuchos y fueron incinerados.
Eso quiere decir que AÚN RONDAN POR EL MUNDO 47 UNIDADES DE ESA EDICIÓN MALDITA… Pues Tamada afirmó que eran 151 en total, quien sabe, tal vez en tu ciudad haya uno de ellos.

Ahora, si se atreven a escuchar el tedioso sonido de la ciudad Lavanda, aquí le dejo la url del video...
 
1286323267786.png

Dale una mirada a la imagen de arriba ,recientemente descubrí esta imagen y su historia en una publicación coreana. La historia es esta, en Japón poco antes de que una adolescente cometiera suicido, dibujo esta imagen, la escaneo y la publico en línea. En Corea esta historia se desato y se esparció como un incendio.

Hay muchos mensajes pululando en foros coreanos que dicen que el espectador se ve inmerso en los ojos azules de la chica, dicen que se puede detectar una pista de odio y tristeza dentro de sus ojos. Tal vez la chica murió con mucha tristeza y enojo que su espíritu embrujo la imagen, o tal vez la imagen provoca tristeza, similar a la canción "Gloomy Sunday" (canción escrita por el pianista y compositor autodidacta húngaro Rezső Seress en 1933 que según la leyenda urbana provoco un gran número de suicidios).

El elemento raro es este, dicen que es difícil para una persona mantener fija la mirada en los ojos de la chica por más de 5 minutos, hay reportes que algunas personas han tomado sus propias vidas después de hacer esto. La gente dice que la pintura cambia, conforme la ves parece como que una sonrisa burlona aparece en los labios de la chica o que un anillo oscuro crece alrededor de la chica o de sus ojos.

Ya veo el por qué, no me gusta tanto las fotografías....
 
Espero que les guste
ELVIRA, LA BRUJA

Derechos de autor : Alex Moralex Gómez

Henrique era el hombre más cotizado de la región y no por su dinero, era por su porte y el don que tenía al tratar las mujeres, así que toda mujer que estuviera soltera quería que el se fijara en ella, hasta muchas casadas buscaban de sus amores, así fueran clandestinos , el tampoco es que le disgustara esa vida, así que se prestaba para cualquier aventura que resultara, no era bebedor, ni pendenciero, su única debilidad eran las mujeres, así que estas eran las que más problemas le podían traer, ya que no respetaba, solteras, ennoviadas, casadas a todas les iba por parejo como el mismo decía.

Elvira era una mujer mayor, su edad era indefinible, era ya una anciana, pero la realidad era que se conservaba muy bien, tenía fama de bruja, no de una simple bruja, se decía que era la mejor que había y no había nada que ella no pudiera resolver, un día cualquiera se encontró en el camino con Henrique y ni corta, ni perezosa le declaró amor y le dijo que quería tener algo con él, las carcajadas de Henrique se escucharon por todo el lugar, se burlaba de Elvira, le decía que si ella no se había visto en un espejo, que como se iba a igualar a él, a Henrique Saldívar, la dejó allí y se siguió riéndose camino arriba, Elvira se quedó ahí parada, en su rostro no se notaba, ni ira, ni desilusión, solo se quedó ahí mirando el horizonte, al mucho rato, sonrió y miró al cielo, ya caía la noche y grandes nubes negras cubrían el firmamento , tomó su costal y todas sus plantas que casi siempre llevaba con ella.

Desde aquella misma noche empezó el suplicio para Henrique, a la mañana siguiente amaneció brotado toda la piel, no eran grandes las erupciones pero tenía en todo el cuerpo, no quiso salir de su habitación, solo dejó entrar a su madre, ni siquiera Ana que ayudaba en casa y también hacía parte de sus amores furtivos, pudo entrar a verlo, la madre consultó por todos lados, esperando encontrar la solución, pero los médicos decían que tenían que verlo, el no quería ser visto por nadie, pero ahí no termino todo, en las noches empezó a visitarlo el demonio como diría el años después, era una figura negra, el podía verla entrar por cualquier cavidad de la puerta o las ventanas, cuando estaba dentro tomaba forma como de ave gigante, la habitación se llenaba de un olor a colonia barata y antes que el pudiera decir algo, aquello estaba montado en su pecho, golpeándolo, arañándolo y dejándole moretones en todo su cuerpo.

La madre de Henrique, entendió que aquello era brujería, así que le preguntó a su hijo que había pasado, el le contó lo vivido con Elvira, la madre al escuchar aquello se santiguo y le dijo que era ella y que él había cometido un gran error al burlarse , esa mujer era una bruja poderosa, así que la madre buscó, por toda la región a un brujo o bruja que pudiera ayudar a su hijo, pero todos fallaron, riegos, sahumerios, oraciones, artículos benditos, ninguno sirvió, cada día que hacían algo para ahuyentar la bruja, esta volvía en la noche con más ímpetu, a eso de las 7 de la noche, se escuchaba la risotada que cubría todo el valle, todos decían allá va Elvira a visitar a su amado, mientras Enrique temblaba de miedo, al saber que una noche más tendría que aguantar aquel engendro y que no había poder humano que lo pudiera ayudar.

Como el amor de madre, cualquier cosa es capaz de hacer, la madre fue a entrevistarse con la bruja Elvira, esta le dijo que el suplicio de su hijo podía acabar si, este le pedía disculpas de rodillas y besaba sus pies, ya el no le interesaba como hombre, pues ya no volvería hacer el que antes fue, la madre no dijo nada, salió de allí llorando, sabía que su hijo era orgulloso y no daría su brazo a torcer, cuando iba llegando a su casa, un anciano que no era de la región, le preguntó que le pasaba, ella a pesar que no hablaba mucho de lo que estaba viviendo su hijo, le contó todo, quería desahogar todo el dolor que tenía al ver el deterioro de su hijo y su constante encierro, el anciano le sonrió y le aseguró que no había problema, que fuera al pueblo contiguo, allí había un convento o monasterio, vivían unas monjas, la superiora del lugar podía ayudarla, el mismo la llevaría allí, la madre sin pensarlo, tomó camino con el anciano, efectivamente era un gran monasterio, pero muy antiguo, casi se podría decir que estaba en ruinas, el hombre le dijo que no podía seguir más de ahí que debía ser ella la que entrara, porque él como hombre no podía entrar en un lugar de aquellos, la atendió una monja muy anciana, ella pensó que tal vez, esta sería la superiora por su edad y por su porte, pero no, simplemente era la portera, la madre de Enrique, le expuso el caso, la mujer fue y llamó la superiora, esta era una mujer mucho más anciana, se podría decir que tenía todos los años del mundo, cuando la madre de Enrique le contó lo que le estaba pasando a su hijo, ella sonriente le dijo que por qué el hombre se preocupa del poder del mal, si siempre va a triunfar el bien, no da resultado algunas cosas por que las personas dudan del bien y le temen al mal, fue así que le dijo qué no necesitaba tanto para deshacerse de aquella malvada bruja, le escribió una oración que decía así “ por el poder del hombre que murió en la cruz, por la sangre que derramó, por el sufrimiento que este pasó para salvación nuestra, yo te quito todo poder, toda fuerza que te haya dado el mal y te condeno a vagar eternamente hasta que el redentor vuelva a resucitar los muertos ” esta oración debía decir la apenas sintiera que aquello llegara su casa, es más podría empezar a rezarla apenas escuchara la risa de la bruja, cuando emprendiera vuelo para ir a martirizarlo, pero le advirtió que debía de ser con mucha fe y confiar que esa oración, la podía vencer.

Cuándo Enrique sintió la risa de la bruja, el empezó con su oración también, todos los del poblado escucharon la risa y dijeron la frase que siempre decían, allá va Elvira a visitar a su enamorado, Enrique sabía que la oración la tenía que decir con toda su fe, con la ciega creencia de que el bien vencería el mal, fue así que Elvira, no alcanzó a llegar a la casa de Enrique, se escuchó un grito ; un grito de dolor, un grito desesperado, un grito de fatiga, un grito de angustia, la habían vencido, de la bruja Elvira nunca se volvió a saber nada, desapareció, dejando su rancho con todas sus pócimas, con todos sus brebajes, con varios animales que mantenía allí , pero todos aseguran qué noches de luna llena, se escucha el grito desgarrador, ese grito de pena y de dolor, porque sigue vagando por toda la eternidad, hasta que vuelva el redentor, Enrique no volvió a ser el mismo, no recuperó su belleza, su piel nunca tuvo de nuevo la lozanía que antes, así que el también cambió su manera de ser, muy pronto se casó con Ana la chica que ayudaba en su casa.

Unos años después, Enrique quiso ir con su madre y su esposa, a agradecerle a las monjas del monasterio, porque lo habían salvado del mal, pero para asombro de ellos, la gente de la región, les dijo que ese monasterio hacía más de 100 años que había sido destruido, allí no había nada, solo escombros y ruinas

MORALEX
 
En realidad lo que provocó suicidios era la música del juego porque tuve la versión original del juego y un hack para que no se reproduzca el sonido y cuando jugué el original (con sonido)no había empezado el juego y me dieron ganas de morir AVISO:NO ESCUCHEN LA MÚSICA DE LO QUE PUBLICÓ KIRA
Estuve investigando, para ver si no era otra historia de esas frecuentes que se ven por google, y se puede decir que como siempre pensé Pokémon tiene su parte oscura. Por lo que llegue como conclusión, que algunas veces no es muy bueno que los niños pequeños o menos de edad jueguen tanto videojuego, y sobre todo, y pensar que yo tuve este juego en GameBoy cuando era pequeño.

Leyenda de los cartuchos malditos de Pokémon​

Real o falsa, conoce una de las más aterradoras historias de la actualidad​

En Marzo de 1996 en Japón, tras el lanzamiento de Pokémon Rojo y Verde 1.0, ocurrieron 104 suicidios de niños entre 10 y 15 años.
Algunos saltaron de edificios o a las vías del tren, se ahorcaron, o se cortaron las venas. Incluso algunos cortaron sus extremidades o forzaron su brazo por la garganta, ahogándose con su puño.
La policía descubrió que todos estos incidentes, estaban relacionados con los cartuchos de Pokémon. Los cuales el Detective Nagaraki Sataoba recogió y guardó como pruebas.
En la investigación descubrieron que Chiro Miura, uno de los programadores se suicidó poco antes de sacar el juego al mercado. Y que escribió las siguientes frases con Tacker: “ENCUENTRA EL ORÍGEN”. “DA LA VUELTA YA”. “VEN Y SÍGUEME”.
Nishino otro de los programadores, tomó una pistola y se disparó en la sien. Y Sousuke Tamada, confesó a los detectives que hicieron un cambio en el inicio del juego, pero por un error de encargo sólo se aplicó la primera tirada de juegos. Exactamente 151.
Y si querían saber el secreto, debían iniciar una partida y descubrirlo ellos mismos.
Después de esto disparó contra los policías, dejando a cuatro hombres muertos y uno en estado grave. Sataoba se recuperó, y decidió cerrar el caso. Pero cinco años después, tuvo en sus manos uno de estos cartuchos y quiso descubrir el secreto…
Empezó una partida nueva, se dirigió a la ruta norte. Dio un paso. Oak no vino. La pantalla se desvaneció a negro. ¡Un Mew salvaje apareció! diciendo: “SOY EL ORÍGEN DE TODO LO EXISTENTE. TODO LO QUE VES ALREDEDOR DE TU MUNDO ES PRODUCTO DE MI CREACIÓN.”.
Sataoba estaba exactamente en la misma situación que los 104 niños experimentaron. Y apuntó todo lo que el Mew decía hasta no poder más. Cogió su pistola y se disparó.
El cuerpo de Sataoba, junto con los 104 cartuchos que retenían, fueron incinerados. Y se decidió eliminar el caso.
Al año siguiente, los Eventos Pokémon celebrados por todo el mundo distribuyeron a Mew por cable link a todos los jugadores que lo deseaban.
Tajiri no admite que haya relación entre Mew y los suicidios. Alega que no existe ninguno que presente el cambio para comprobarlo.
Sin embargo Satoshi Tajiri estaba equivocado: sólo se confiscaron 104 de los cartuchos y fueron incinerados.
Eso quiere decir que AÚN RONDAN POR EL MUNDO 47 UNIDADES DE ESA EDICIÓN MALDITA… Pues Tamada afirmó que eran 151 en total, quien sabe, tal vez en tu ciudad haya uno de ellos.

Ahora, si se atreven a escuchar el tedioso sonido de la ciudad Lavanda, aquí le dejo la url del video...
 
Aquí les va otra de gemelos :

Pedrito y Juanito eran inseparables, no en vano eran hermanos gemelos y estaban entre los pocos niños de su edad que quedaban en el pueblo. Hacia años que la gente había empezado a migrar a la ciudad y los pocos jóvenes que permanecían en el pueblo lo hacían más por apego a sus mayores que por un deseo real de quedarse. Los padres de Pedro y Juan no eran la excepción, más de una vez se habían planteado hacer las maletas y arriesgarse a empezar una nueva vida en la ciudad, alejados de la monotonía del campo y el pesado trabajo de arar y sembrar los cultivos. Pero la idea de que sus hijos se criaran entre coches, humo y los peligros propios de las grandes urbes les frenaban. Aunque claro, eso también tenía su contra, los niños prácticamente estaban solos y no tenían muchos amigos con los que jugar.

Los gemelos eran conocidos en todo el pueblo por sus travesuras, es normal a esa edad que los niños sean inquietos y más cuando se aburren por no tener amigos con los que correr y jugar, pero los pequeños no paraban con sus pillerías y muchos ancianos del pueblo ya estaban hartos de ellos. Incluso, más de uno le había dado una bofetada a alguno de los gemelos o había ido con el cuento a sus padres o al cura, quienes a su vez ya les habían pegado más de un tirón de orejas. Su curiosidad no tenía límites y aprovechaban cualquier despiste para colarse en la casa de un vecino o espiar por una ventana.

Como en todos los pueblos, en el que residían los niños había un viejo huraño, uno de esos abuelos cascarrabias y con mal carácter al que pocos echan de menos cuando muere. Ese era el caso de don Vicente, que cuando falleció a los 75 años de edad no dejó mas que una sensación de alivio entre sus vecinos. Ya había protagonizado alguna pelea por sus terrenos con familiares y propietarios de las zonas colindantes, así que la noticia de su muerte no tuvo demasiado impacto en el pueblo. Aunque por supuesto llegó a oídos de los gemelos, que no dudaron ni un segundo que tenían que ir a investigar.

Remaining time: x seconds
Nunca habían visto un muerto y su curiosidad fue tan grande que decidieron colarse en la casa de don Vicente cuando todo el mundo había salido del velatorio. Lo de “todo el mundo” es más un decir que lo que pasó realmente, porque salvo un par de plañideras aficionadas a llorar sin motivo aparente en cada funeral que se celebraba en el pueblo (incluso cuando casi no conocían al fallecido), prácticamente no fue nadie a presentarle sus respetos a don Vicente. Tal era el abandono del cadáver del anciano que incluso faltando pocas horas para su funeral ni siquiera le habían metido dentro de su ataúd y aún descansaba sobre una mesa en mitad del salón de su casa.

Pedrito y Juanito encontraron la casa vacía y las condiciones idóneas para saciar su curiosidad y ver al muerto sin que nadie les moleste. Con una total falta de respeto lo manosearon, le intentaron abrir los ojos y la boca, le movieron los brazos como si fuera una marioneta y le imitaron mientras se reían de él, pero un ruido en la finca les alertó.

Corrieron hacia la salida, pero ya era demasiado tarde y, sin saber dónde ocultarse, se metieron en un pequeño armario que estaba tirado en mitad del suelo del recibidor.

La voz de dos hombres que reconocieron como el cura y un viejo herrero, con el que habían tenido problemas en el pasado, sonó acercándose al armario.

-¿Quién ha dejado esto aquí tirado? No se puede ni pasar al salón, ya me contarás cómo va a pasar la gente a presentar sus respetos a don Vicente- Dijo el cura
-Tampoco creo que fuera a venir nadie, don Vicente se ha labrado a pulso una reputación de maleducado durante años y no creo que le llore nadie en este pueblo.
-No hables así, el hombre ya está esperando el juicio de Dios que es el único que tiene el poder de juzgar sus actos- aseveró el cura.

Ambos trataron de levantar el atáud (los niños, mientras los hombres hablaban, se habían escondido dentro por miedo) y se dieron cuenta de que ya estaba lleno.

-¡Ves! aún quedan buenos samaritanos en el pueblo, alguien nos ha facilitado el trabajo y ha metido a don Vicente en su caja. Llevésmoslo a su descanso eterno.-dijo el cura.

Los niños escuchaban toda la conversación desde el interior del féretro, pero era tanto el miedo que tenían al cura y al herrero que no quisieron revelar que en realidad eran ellos los que estaban dentro y quisieron esperar el momento adecuado para escapar.

Nadie acudió al funeral de don Vicente, por lo que el cura, cansado de cargar con la caja y el supuesto muerto, decidió realizar una versión rápida de la misa y en cinco minutos ya había despachado la situación. Los niños, víctimas del calor y el aburrimiento, empezaban a sentirse muy cansados y casi sin darse cuenta se quedaron dormidos. No pasaron más de cuarenta minutos cuando un ruido en la tapa del ataúd les despertó. Paletadas de tierra caían sobre la caja que ya había sido sellada y ni las patadas ni los gritos de los gemelos parecieron alertar al anciano enterrador que era conocido en el pueblo por su sordera. Los niños quedaron enterrados vivos y nadie parecía haberse dado cuenta…

Los padres de Pedrito y Juanito se sorprendieron cuando estos no llegaron a la hora de la merienda, pero imaginaron que estarían demasido entretenidos jugando o que algún vecino del pueblo les había invitado a comer algo. Lo que ya les alarmó fue que anocheció y llegó la hora de la cena y no aparecían por ninguna parte. Entonces comenzaron a buscarles y preguntaron a todo el que se encontraban por las calles, pero nadie parecía haberles visto en todo el día. Asustados llamaron a la Guardia Civil y una pareja de agentes se acercó a coordinar las labores de búsqueda. La madre recordó la muerte de don Vicente y tuvo la intuición de que los niños probablemente fueran a curiosear, pero allí no encontraron más que el cadáver del anciano sobre la mesa del salón, los vecinos se alarmaron cuando encontraron al muerto aún sin enterrar y rápidamente llamaron al cura.

-¿Cómo que no está enterrado? Yo mismo le llevé al cementerio y tuve que darle una misa a la que ninguno de vosotros fue.
-Eso es imposible, padre, don Vicente aún descansa sobre la mesa de su casa.
-Pero el ataúd estaba lleno cuando lo enterramos, si no fue a él ¿A quién hemos sepultado?

La cara de miedo de la madre se reflejó al instante y, conociendo como conocía a sus hijos, intuyó que ellos eran capaces de haberse metido dentro del ataúd en una de sus travesuras.

Por más prisa que se daban en desenterrar el ataúd, el tiempo parecía eterno para los habitantes del pueblo. Era tradición allí enterrar lo más profundo que era posible los féretros, de esta forma se podían sepultar en una tumba a varios familiares y se evitaban olores que se podían convertir en insoportables al visitar el cementerio en los meses más calurosos. Por este motivo llevó varios minutos remover suficiente tierra como para poder abrir el ataúd.

Lo que encontraron allí dentro fue un espectáculo escalofriante. Los niños habían muerto asfixiados, pero no sin antes luchar por sus vidas intentando escapar. Se habían destrozado las uñas de las manos arañando la madera y sus pequeños cuerpecitos estaba cubiertos de sangre. En plena desesperación habían tratado de romper la caja a golpes y se habían lastimado entre ellos y, probablemente fruto de la misma desesperación, habían acabado peleándose como animales acorralados, de modo que podían verse marcas de mordiscos y arañazos en los cadáveres de los gemelos.
Se me hace la idea que me las sé de memoria las dos
 
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