Lilith, la primera mujer creada

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Según el libro del Génesis, Eva fue la primera mujer (y el segundo ser humano) en la historia de la Humanidad, siendo creada por Dios en el jardín del Edén como compañera de Adán, a partir de una costilla de éste: “Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces a Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada”.

Eva, cuyo nombre en hebreo significa “madre de los vivientes” o “dadora de vida”, entonces, según la tradición cristiana, fue la primera mujer que existió en la faz de la tierra. Sin embargo, algunas interpretación rabínicas han analizado otra referencia bíblica, citada en un versículo anterior (Génesis, 1,27), que dice: “Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó”. Esta cita, a juicio de algunos exégetas, significaría que hubo otra mujer antes que Eva, la cual terminó abandonando el Paraíso.


Si bien hoy suele interpretarse la mencionada cita bíblica en Génesis 1,27 como un mismo hecho explicado dos veces, algunos estudiosos interpretan que Dios creó en primer lugar a una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y sólo más tarde habría creado de la costilla de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude Génesis 1, 27 sería Lilith o Lilit, una mujer que abandonó a su marido y el jardín del Edén.


El Génesis Rabba, texto religioso del período clásico del judaísmo escrito probablemente entre 300 y 500 d.C. relata que Eva no existía todavía en el sexto día de la Creación. Dios había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, Adán se percató de su propia soledad y exclamó: “¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!”, por lo que rogó a Dios que remediara esa injusticia.


Según el Yalqut Reubeni, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco recopilada en el siglo XVII en Praga por R. Reuben ben Hoshke Cohen, “Yahvéh (Dios) formó entonces a Lilit, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán. De la unión de Adán con esta hembra, y con otra parecida llamada Naamá, hermana de Tubalcaín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad. Muchas generaciones después, Lilit y Naamá se presentaron ante el tribunal de Salomón disfrazadas como rameras de Jerusalén”.

En el Alfabeto de Ben Sira, texto anónimo de la Edad Media inspirado en la obra helenística conocida como Sirach, se presenta a Lilith como una criatura igual a Adán, hecha de polvo puro, que se rebela contra los designios divinos y muestra un carácter contestatario y rebelde.


En este libro, de hecho, se narra cómo Lilith se resistió a tener relaciones sexuales con Adán debido a su negativa a yacer sexualmente debajo de él: “¿ Por qué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y, por tanto, soy tu igual”, afirmó Lilith, quien, al ser forzada por Adán a obedecerle, pronunció el nombre de Dios en vano, se elevó por los aires y abandonó el Edén en dirección a las orillas del Mar Rojo, hogar de muchos demonios, donde se entregó a la lujuria. De Lilith, según el Alfabeto de Ben Sira, habrían nacido innumerables hijos, llamados los lilim.


Robert Graves y Raphael Patai, en su libro “Los mitos hebreos”, relatan que “Adán se quejó ante Dios: `Mi compañera me ha abandonado´. Inmediatamente, Dios envió a los ángeles Seniy, Sansenoy y Semangelof (también llamados Snvi, Snsvi y Smnglof) para que trajeran de vuelta a Lilit. La encontraron junto al mar Rojo, una región en la que abundan lascivos demonios, de quien ella engendraba más de cien lilim al día”.


Cuando estos tres enviados angélicos mandados por Dios fueron a buscarla, Lilith se negó a volver. El cielo entonces la castigó haciendo que muriesen cien de sus vástagos al día. Desde entonces las tradiciones judías medievales dicen que ella intenta vengarse matando a los niños menores de ocho días, incircuncisos.


Esta versión de Lilith ha sido vista por algunos estudiosos como una representación alegórica de las mujeres cananeas, siempre proclives a mantener relaciones sexuales pre-matrimoniales y a experimentar una sexualidad más abierta que la mostrada por las tradicionales mujeres hebreas. Lilith, de ese modo, fue asemejada a un bello demonio rebelde, al mal ejemplo que precedió a Eva, la compañera bella, sumisa y obediente que esperaba Adán.

Según el mencionado libro Yalqut Reubeni, “Dios formó a Lilith del mismo modo que había formado a Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro”. La inmundicia habría convertido a esta criatura en un demonio del que, a su vez, nacieron otras criaturas malignas que “todavía atormentan a la humanidad”, incluyendo a ciertos demonios femeninos que se dedicaban a atacar a las madres durante los partos con el fin de robar a los recién nacidos para luego matarlos.


El nombre de Lilith aparece, en calidad de bruja, en la Tablilla XII de la Epopeya de Gilgamesh, célebre narración épica acadia de poemas sumerios de 2100 a.C. Según la tradición babilónica, Lilith es descrita como “un espíritu oscuro con una sexualidad peligrosa e incontrolable, y madre de miles de demonios”. En los siglos siguientes y en otras culturas (como la hitita, egipcia, griega, hebrea y romana), Lilith sería llamada con toda clase de apelativos: lechuza, demonio, criatura maligna, ramera, bestia montés y gato cerval.


El origen del mito de Lilith, según los estudiosos, tendría raíces sumerias o acadias, refiriéndose a un grupo de demonios femeninos derivado de la criatura “Lilitú” (palabra cuya raíz “Lil” significa “viento”, “aire” o “espíritu”). Estas criaturas nocturnas, mitad humanas y mitad divinas, usaban la seducción y el erotismo como armas formidables contra los hombres. Los judíos, así, habrían adaptado al hebreo el nombre de esta criatura maligna hasta vincularlo posiblemente a la palabra “laila” (traducido como “noche”). Desde entonces, la presencia de la rebelde y lujuriosa Lilith se haría común en el folclore y diversos textos del judaísmo.


La única mención en la Biblia de Lilith aparece en Isaías 34:14: “Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso”, aunque según algunos exégetas no se referiría a un nombre propio de un ser humano sino que a un animal.


Primo Levi, novelista italiano del siglo XX de origen judío, en su obra “Lilit y otros relatos”, pone en boca de uno de sus personajes esta oscura visión de Lilith: “A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho de ver a dónde ha podido caer (generalmente en las sábanas). Todo el semen que no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz de la esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a lo largo de su vida, ya sea en sueños, o por vicio o adulterio. Te harás una idea de lo mucho que recibe: por eso está siempre preñada y no hace más que parir”.


Hoy, la figura de Lilith, relacionada con una fuerza femenina independiente de origen sumerio asociada a la oscuridad y temida por los hombres, representaría la igualdad frente al hombre y a la mujer rebelde que, viéndose igual a Adán, se rebeló ante sus exigencias de sometimiento y lo abandonó, teniendo otros amores y muchos hijos.


En este sentido Lilith habría sido la primera “femme fatal” o “mujer fatal” de la historia, una suerte de súcubo sensual y provocadora que representaba la perdición de los hombres y engendraba hijos (los lilim) con el semen que éstos derramaban durante sus sueños eróticos. Una encarnación de la belleza maligna, así como la madre de la desobediencia y del adulterio.
 
Algunas personas se basan para creer esto en el pasaje de la biblia q dice:
Dios los hizo a su imagen y semejanza ,hombre y mujer los hizo (o sea ,creo a un hombre y una mujer) y mucho más adelante es que dice que creo a Eva de las costillas de Adan
 
Según el libro del Génesis, Eva fue la primera mujer (y el segundo ser humano) en la historia de la Humanidad, siendo creada por Dios en el jardín del Edén como compañera de Adán, a partir de una costilla de éste: “Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces a Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada”.

Eva, cuyo nombre en hebreo significa “madre de los vivientes” o “dadora de vida”, entonces, según la tradición cristiana, fue la primera mujer que existió en la faz de la tierra. Sin embargo, algunas interpretación rabínicas han analizado otra referencia bíblica, citada en un versículo anterior (Génesis, 1,27), que dice: “Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó”. Esta cita, a juicio de algunos exégetas, significaría que hubo otra mujer antes que Eva, la cual terminó abandonando el Paraíso.


Si bien hoy suele interpretarse la mencionada cita bíblica en Génesis 1,27 como un mismo hecho explicado dos veces, algunos estudiosos interpretan que Dios creó en primer lugar a una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y sólo más tarde habría creado de la costilla de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude Génesis 1, 27 sería Lilith o Lilit, una mujer que abandonó a su marido y el jardín del Edén.


El Génesis Rabba, texto religioso del período clásico del judaísmo escrito probablemente entre 300 y 500 d.C. relata que Eva no existía todavía en el sexto día de la Creación. Dios había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, Adán se percató de su propia soledad y exclamó: “¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!”, por lo que rogó a Dios que remediara esa injusticia.


Según el Yalqut Reubeni, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco recopilada en el siglo XVII en Praga por R. Reuben ben Hoshke Cohen, “Yahvéh (Dios) formó entonces a Lilit, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán. De la unión de Adán con esta hembra, y con otra parecida llamada Naamá, hermana de Tubalcaín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad. Muchas generaciones después, Lilit y Naamá se presentaron ante el tribunal de Salomón disfrazadas como rameras de Jerusalén”.

En el Alfabeto de Ben Sira, texto anónimo de la Edad Media inspirado en la obra helenística conocida como Sirach, se presenta a Lilith como una criatura igual a Adán, hecha de polvo puro, que se rebela contra los designios divinos y muestra un carácter contestatario y rebelde.


En este libro, de hecho, se narra cómo Lilith se resistió a tener relaciones sexuales con Adán debido a su negativa a yacer sexualmente debajo de él: “¿ Por qué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y, por tanto, soy tu igual”, afirmó Lilith, quien, al ser forzada por Adán a obedecerle, pronunció el nombre de Dios en vano, se elevó por los aires y abandonó el Edén en dirección a las orillas del Mar Rojo, hogar de muchos demonios, donde se entregó a la lujuria. De Lilith, según el Alfabeto de Ben Sira, habrían nacido innumerables hijos, llamados los lilim.


Robert Graves y Raphael Patai, en su libro “Los mitos hebreos”, relatan que “Adán se quejó ante Dios: `Mi compañera me ha abandonado´. Inmediatamente, Dios envió a los ángeles Seniy, Sansenoy y Semangelof (también llamados Snvi, Snsvi y Smnglof) para que trajeran de vuelta a Lilit. La encontraron junto al mar Rojo, una región en la que abundan lascivos demonios, de quien ella engendraba más de cien lilim al día”.


Cuando estos tres enviados angélicos mandados por Dios fueron a buscarla, Lilith se negó a volver. El cielo entonces la castigó haciendo que muriesen cien de sus vástagos al día. Desde entonces las tradiciones judías medievales dicen que ella intenta vengarse matando a los niños menores de ocho días, incircuncisos.


Esta versión de Lilith ha sido vista por algunos estudiosos como una representación alegórica de las mujeres cananeas, siempre proclives a mantener relaciones sexuales pre-matrimoniales y a experimentar una sexualidad más abierta que la mostrada por las tradicionales mujeres hebreas. Lilith, de ese modo, fue asemejada a un bello demonio rebelde, al mal ejemplo que precedió a Eva, la compañera bella, sumisa y obediente que esperaba Adán.

Según el mencionado libro Yalqut Reubeni, “Dios formó a Lilith del mismo modo que había formado a Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro”. La inmundicia habría convertido a esta criatura en un demonio del que, a su vez, nacieron otras criaturas malignas que “todavía atormentan a la humanidad”, incluyendo a ciertos demonios femeninos que se dedicaban a atacar a las madres durante los partos con el fin de robar a los recién nacidos para luego matarlos.


El nombre de Lilith aparece, en calidad de bruja, en la Tablilla XII de la Epopeya de Gilgamesh, célebre narración épica acadia de poemas sumerios de 2100 a.C. Según la tradición babilónica, Lilith es descrita como “un espíritu oscuro con una sexualidad peligrosa e incontrolable, y madre de miles de demonios”. En los siglos siguientes y en otras culturas (como la hitita, egipcia, griega, hebrea y romana), Lilith sería llamada con toda clase de apelativos: lechuza, demonio, criatura maligna, ramera, bestia montés y gato cerval.


El origen del mito de Lilith, según los estudiosos, tendría raíces sumerias o acadias, refiriéndose a un grupo de demonios femeninos derivado de la criatura “Lilitú” (palabra cuya raíz “Lil” significa “viento”, “aire” o “espíritu”). Estas criaturas nocturnas, mitad humanas y mitad divinas, usaban la seducción y el erotismo como armas formidables contra los hombres. Los judíos, así, habrían adaptado al hebreo el nombre de esta criatura maligna hasta vincularlo posiblemente a la palabra “laila” (traducido como “noche”). Desde entonces, la presencia de la rebelde y lujuriosa Lilith se haría común en el folclore y diversos textos del judaísmo.


La única mención en la Biblia de Lilith aparece en Isaías 34:14: “Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso”, aunque según algunos exégetas no se referiría a un nombre propio de un ser humano sino que a un animal.


Primo Levi, novelista italiano del siglo XX de origen judío, en su obra “Lilit y otros relatos”, pone en boca de uno de sus personajes esta oscura visión de Lilith: “A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho de ver a dónde ha podido caer (generalmente en las sábanas). Todo el semen que no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz de la esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a lo largo de su vida, ya sea en sueños, o por vicio o adulterio. Te harás una idea de lo mucho que recibe: por eso está siempre preñada y no hace más que parir”.


Hoy, la figura de Lilith, relacionada con una fuerza femenina independiente de origen sumerio asociada a la oscuridad y temida por los hombres, representaría la igualdad frente al hombre y a la mujer rebelde que, viéndose igual a Adán, se rebeló ante sus exigencias de sometimiento y lo abandonó, teniendo otros amores y muchos hijos.


En este sentido Lilith habría sido la primera “femme fatal” o “mujer fatal” de la historia, una suerte de súcubo sensual y provocadora que representaba la perdición de los hombres y engendraba hijos (los lilim) con el semen que éstos derramaban durante sus sueños eróticos. Una encarnación de la belleza maligna, así como la madre de la desobediencia y del adulterio.
Superinteresante todo, te aseguro que voy a buscar mas informacion. Si tienes enlaces, por favor, envialos en un mp.
 
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