Articulo Mis relatos

A ver, voy a publicar tres relatos eroticos que escribí, forman parte de un libro que estoy escribiendo de esta temática y me gustaría leer sus opiniones, admines, ojo, no es copy paste, son míos.... quizá estén un poco fuertecillos pero weno, necesito opiniones ya que mi editora anda liada con la universidad.

Primer Relato:

VENENOS


Mi primera noche en aquella casa de los placeres estaba siendo una maravilla, el vino corría, las bellas jóvenes daban colorido al local, en fin, había estado bastante animada. Podría haber elegido a cualquier pero ese día tenia deseos de probar algo más especial. En un rincón de la estancia una mujer discute con un lord que al parecer era su esposo, esta al ver la negativa de este a cumplir sus demandas de regresar a casa, lo golpeó salvajemente y se dirigió a la salida hecha una fiera, justo el fuego que pedía mi alma esa noche. Convencido de mi deseo fui y me coloqué sigilosamente tras la Dama y le hablé justo antes de salir por la puerta.

- Mi lady, siento que soy quizá un poco rudo al inmiscuirme en sus actividades, gajes de oficio ¿Gustaría sentarse a beber conmigo?

Mi voz a sus espaldas eriza su piel, se gira y topo con unos ojos verde, sonríe y moja sus labios.

- será un placer acompañarle.

Responde mientras me sigue hasta la mesa sin más peros.

- Por lo que pude ver en sus ojos no quedó del todo satisfecha está noche, es bello ese fuego homicida que se acumula en su mirada, algo que valoro mucho, la vista de una doncella de guerra siempre es revitalizante.

Le sonrió pícaramente, ella devuelve la sonrisa, toma la copa de vino que le ofrece una de las mozas y bebe un sorbo.

- No lograré encontrarlo hoy al parecer, mi hombre es muy poco para mí, no sirve para calentar mi cama o saciar mis puños.

Dice mientras mira la copa de vino rojo en su mano.

- Bueno puedo ofreceros dos opciones…

Le digo al tiempo que bebo de mi copa

- Puedo tratar de aliviar su dolor o puede usted tratar de encontrar una nueva manera de divertirse conmigo.

Al escuchar la propuesta sonríe y se apoya sobre la mesa acercando su rostro al mío.

- ¿cómo propone aliviar mi dolor? ¿Acaso sabe que me aqueja? Si se cree capaz de hacerlo estoy a su disposición.

Va diciendo mientras disfruto de la profundidad de su mirada, ella sonríe con picardía

- Noooo mi bella dama, soy un susurro no un brujo de Vaes Dothrak.
Sonrio

- No sé qué la aflige, pero me gustaría, quien sabe, quizá si soy capaz de llenarlo o al menos apaciguarlo.
Si esa sed que tiene debe ser saciada la quiero para mí, no desperdiciada en algún esclavo cuando llegué a su morada...

Se ríe ante mi comentario

- Un brujo de Vaes Dothrak? Mi lord que poco sabe de Essos, en Vaes Dothrak no se permiten los brujos, esos se encuentran en Asshai.

Sigue riendo

  • Tal vez pueda descubrir cómo complacerme prestando más atención.
  • Jajajaja según se, tienen de esos en las tribus los señores de los caballos, hacen premoniciones para sus amos, pero que se yo de esos lugares, sólo son rumores.

La miro directamente a los ojos antes de decirle mi propuesta.

- ¿Le gustan los juegos arriesgados Mi lady?

Veo como se relame ante mis palabras, se muerde el labio inferior y sonríe

- ¿Me encantan los juegos arriesgados, que me propone?

Responde con picardía, su curiosidad crece al pasar los minutos, me recuesto en la silla y saco de entre de mis ropajes un pequeño frasco.

- Esto mi lady, es una toxina especial, en Dorne nos preciamos por nuestros venenos, en mi caso yo los considero una forma de arte hermosa. Este en particular es algo raro, creado por los que seguimos mi línea de trabajo...

Dejo el frasco sobre la mesa

- Este en específico tiene un antídoto peculiar que solo surte efecto al contacto con sangre como su activador.

Saco otro frasco.

- Dos frascos, dos copas de vino y cero objetos, afilados o no ¿Qué me dice acepta el juego?

Observa los frascos

- Un juego peligroso y de azar...

sonríe

- Acepto.

Responde sin titubear, abro los dos frascos y los vierto uno en cada Copa.

  • Antes de seguir ¿gustaría ir a algún otro lugar del recinto?
  • Voy a dónde me lleve, mi vida está en sus manos.

Dice sin reparos

- Perfecto.

Hago una seña y la dueña del lugar aparece

- Mi lady ¿Podría usar alguna de sus habitaciones? Una de preferencia pequeña y vacía.

Le pregunto a la encargada

- Por supuesto, puedo facilitarles la q más guste.

Responde esta amablemente

- Excelente, si puede lleve estas dos copas a la habitación cuando nos retiremos.

Señalo los dos envases sobre la mesa

  • Quiero que el juego sea parejo y no sería justo con la dama dado que se cual es cual, de ser posible cambie las copas.
  • Como guste mi lord, inmediatamente lo hago.
  • Acompañarme mi Lady.

Tomo de la mano de la chica y la llevo a una habitación en la planta baja que según se me indicó sólo tiene lo necesario, puedo sentir que su palma es firme pero suave, curioso en una criatura tan singular.
Me sigue sin vacilar hasta la habitación, trato de ser gentil pero mi mano es hosca y fuerte, siento que su agarre se siente confiado, débil y a la vez seguro ¿Tanto desea morir o es que vio algo este extraño que la guía a caminos inciertos?
Llegamos a la habitación y justo al pasar una moza llega y nos interrumpe.

- Disculpe Milord, aquí tiene sus copas.

Agradezco y acto seguido cierro la puerta

-Tenemos bastante tiempo antes que el veneno nos mate cuando terminemos las copas ¿Algo por lo que brindar?

Se sienta en la cama, toma una de las copas

- ¿Qué le parece si brindamos por la muerte?

Me pregunta sonriendo, mientras alza la copa y sin titubear se la bebe hasta el fondo de un solo sorbo.

-Por la vida que es el infierno de cada día.

Sonrio y bebo hasta el fondo sin pensarlo dos veces. Al terminar suelto la Copa y me dirijo hacia la dama con pasó seguro hasta llegar a su lado, sin dar tiempo a nada le esbozo un beso suave, casi solo un roce de labios, ligero.
La dama responde mi beso rodeando mi cuello con sus manos, su cuerpo se mueve por inercia, se coloca sobre la cama y guía el mío sobre ella.
Mientras aún la beso, deslizo mi mano hacia su muñeca, nadie nunca nota las manos cuando se concentra en los ojos. Una de las uñas de mis dedos ha sido pulida y cortada en un ángulo que asemejaba a la punta de una daga. Me detengo un momento y mientras hago una pequeña incisión en su brazo le susurro al oído:

-El juego ha comenzado.

Al hundirla en su muñeca siento como la carne se abre suavemente. Me siento sobre su pelvis llevando su brazo a mi boca y mientras pasó mi lengua por el fino hilo Escarlata miro directamente a sus ojos sonriendo.
El corte no parece molestarla, su respiración comienza a agitarse un poco, sus labios se entreabren mientras disfruta al ver cómo saboreo su sangre, intenta levantarse pero es en vano, con esfuerzo logra poner su mano en mi cuello y tira hacia ella, la beso apasionadamente y aprovechando muerde mi labio hasta que sentimos el sabor de mi sangre, me suelta y se saborea como si del mas delicioso néctar se tratara.

-pues empecemos el juego.

Me dice sonriendo

-Mmm ese fuego.

Relamo lo que queda de sangre en mis labios y me lanzo a su cuello, mientras lo beso pasó a hacer pequeñas cortadas en su cuerpo, debajo de los senos, con la sangre que va saliendo voy coloreándolos. Bellas formas se crean en ellos, comienzo a lamerlos, el sabor metálico y la suavidad de sus pezones son toda una exquisitez para cualquiera que hubiera podido probarlos, continúo succionando salvajemente cambiando entre uno y otro. Ella ya se ha vuelto una visión digna de admirar, el rojo se mezcla con su color de piel creando la obra perfecta en el lienzo más hermoso.
En un movimiento brusco la levanto contra la pared que hace de cabecera a la cama agarrando sus manos unidas, la sangre de las pequeñas laceraciones corre hacia su ombligo.
Veo que los cortes en su piel son recibidos con dolor y gusto, su corazón se acelera, puedo sentirlo, puedo oler como la humedad la invade, su respiración se agita cada vez más, me mira desafiante mientras su cuerpo se agita intentando liberarse sin lograrlo, una sonrisa se esboza en sus labios, los muerde para intentar esconderla pero es inútil, el deseo le juega una mala pasada y un sutil gemido se escapa de su boca.
Al escucharlo mis deseos de ella se hacen mayores, pero, si sigue disfrutando podría perder más que nuestro simple juego, podría perder la vida, vuelvo a subir hasta tenerla rostro a rostro.

-No me gustaría que perdieras el juego así que te daré algo para que consideres venir a por el antídoto.

No más sutilezas, remuevo de un tirón rápido los ropajes superiores de la dama y asestó una brutal mordida cerca de su cuello, al tiempo que con la mano libre arañó su vientre.

-Muéstrame esa sed, muéstrame como lucharás por tu vida, estamos tú, yo y la muerte en esta orgia de lujuria y dolor.

Le digo con la boca tan ensangrentada como una bestia salvaje y vuelvo a morder la herida.
Un grito de dolor y placer escapa de su boca, en su rostro se dibuja su deseo que ya ha reemplazado todo instinto de preservación, presiona mi rostro contra ella, no desea que me detenga, la veo llevar sus manos a su pelo, allí adornando su cabello una pequeña y fina daga que parecía un adorno aparece.

-para...

Murmura mientras me agarra cada vez más fuerte, de pronto siento que lo que sostiene entre sus dedos lacera cerca de mi cuello y sus labios comienzan a succionar mi sangre sedientos.
Habiendo tomado un trago largo de mi saca fuerzas y me empuja quedando sobre mí, sus piernas rodeando mi cintura, sus manos sosteniendo las mías, vuelve a besar la herida en mi cuello y recorre con su arma todo mi pecho, cortando y saboreando, comienza a descender entre besos hasta llegar a mi abdomen, suelta la daga y sigue bajando hasta tropezar con el pantalón, esto no la detendrá, es nada en este mundo podría pararla, sube nuevamente hasta mi rostro y hace uso de sus labios en los míos mientras comienza a zafar la ropa, está desesperada ya, puedo notarlo en sus ojos esmeralda.

-Ahí esta, esa es la dama que ha encendido mis pasiones está noche.

Pienso mientras sonrio con cada corte de la daga en mi cuerpo, aquí estamos, en este momento, este mágico pedazo del limbo, pasión, supervivencia, dolor, frustración, deseo.
Mientras la beso ella juguetea con mi pantalón hasta que logra soltarlos, la agarro del cabello y la hago mirarme, no le será tan fácil, está presa no se dejará cazar tan fácil, no es mi estilo.
Con un movimiento ágil logro levantarme agarrándola de la cintura, aún recargada sobre mi logro llevarla hasta la superficie de una Caja que hace de mesa de noche en la habitación. Tomándola del cuello la miro y veo sonreír a mi ángel de batalla, mi rostro se torna en una risa perversa y comienzo a quitar la parte baja de sus ropajes, sin Reparo, sin pudor.
Está lucha de poder es excitante en extremo, ella muerde sus labios mientras sonríe, intenta liberarse, tomar el control, sus piernas abiertas no hacen el mas mínimo intento de alejarme, rodean mi cintura atrapándome, mi mano en su cuello la obliga a mirarme, intenta liberarse mientras ríe desafiante, pronto su mano se escurre dentro de mi pantalón abierto buscando mi miembro, siento sus caricias firmes pero suaves a la vez.

-apártate

La escucho decir con firmeza, mientras sus piernas me presionan más fuerte.

-apártate

Repite una vez más mientras sus labios intentan alcanzar los míos.

-Apártame

Le susurro al oído.

-Hoy has sido cazadora y presa, has experimentado dos fases de tu vida y has estado al borde de la muerte, todo en una misma noche. Creo que mereces un premio.

Fuerzo sus piernas a liberarme dejándolas abiertas, me acerco a su boca nuevamente esta vez la mano en su cuello pasa a su nuca acariciándola suavemente mientras los dedos de la otra mano se pierden lentamente entre sus muslos, puedo sentir los latidos agitados de su corazón apretando las paredes de su interior.
La miro a los ojos, está vez con ternura, intento mostrar delicadeza en mi rostro mientras comienzo a mover mis falanges rítmicamente en su interior. Quiero que se sienta desconcertada, tanta sutileza ligada a tanta perversión debe de servir para que su mente zigzaguee.
Creo que casi está lista, llevo mi mano de su sexo a su boca y la hago lamer mis dedos.

-Ten, saborea tu lujuria pequeña mía.

Los dedos son lamidos obedientemente para luego perderse en su boca, apoya sus manos detrás de la espalda quedando expuesta ante mí, vulnerable por primera vez mientras los gemidos se escapan de sus labios y sus ojos se me clavan suplicantes.

-Cazadora, presa, y ahora suya hasta que termine nuestro tiempo.

Dice jadeando con voz entrecortada, rodea mi cuello con sus brazos y me besa.
Se aparta un poco y vuelve para realizar un peregrinaje con sus labios hasta mi pecho, delicadamente me aparta esta vez con una seña de sus verdes ojos y baja de la mesa arrodillándose a mis pies.
Sus besos cubren toda mi pelvis mientras sus manos terminan de desnudarme, besa dentro de mis muslos, delicadamente la veo tomar mi miembro, pasa la lengua desde su nacimiento hasta la punta mientras me mira.

-Deseas que me detenga?

Me pregunta juguetona.

-Jajaja ni por todo el oro del mundo te pediría que pares.

La miro sumisa a mis pies, delicada, que delicia a la vista, ni siquiera me preocupa que haya violado la regla de nuestro juego con esa daga, astuta, me encanta.
El mejor grillete es la libertad, está noche eres libre bajo mis cadenas.

-Sigue, no pares.

No puedo esperar mucho más, estoy volviéndome loco. La levanto guiándola hacia la cama, donde le dejo de espaldas a mí. Es digna de admirar desde este ángulo debo decir. Agarro su cintura y la acercó hacia mi miembro duro que guío hasta la entrada de su ser y la penetró suavemente, una vez, dos veces, cambio el ritmo y empiezo a hacerlo con más brío, la aguanto de ambos brazos y la monto como una bestia salvaje.
Mi fuerza la supera, indefensa, dócil, mía.
Siento como es llenado cada espacio por mi virilidad, quebrándola con cada embestida, de sus labios se escapan gemidos cada vez más intensos. Siento que arde por dentro, sus piernas comienzan a temblar mientras se entrega a la pasión bajo la prisión de mis manos.

-No te detengas

Dice con voz entrecortada mientras siento como la humedad se escurre por sus muslos y moja mi entrepierna.

-Eres una criatura deliciosa, cualquier bestia, humana o no estaría encantada de devorarte, es un placer poder probar un poco de ti.

Le digo mientras la poseo, aprieto su trasero y la sigo trayendo hacia mi como si quisiera desaparecer entre sus piernas.

-Veamos que podemos hacer con esto.

Digo al tiempo que agarro la daga extraviada antes y hago un par de cortes en cruz a la altura de los hombros en el centro de su espalda, una cruz pequeña pero lo suficientemente profunda para que brote sangre, me inclino hacia delante y agarrándola del cuello la levanto hasta tenerla sentada sobre mi.

-Ten, te regalo la vida

Le digo al tiempo que corto la palma de mi mano. La sangre brota poco a poco, la sigo penetrando mientras acercó mi boca a su espalda y comienzo a succionar la deliciosa bebida de su ser ofreciéndole también de mi para que también se deleite.
Toma mi mano ensangrentada y mientras sus caderas se mueven al compás de mis embestidas, pasa su lengua por ella, limpiando la sangre sin dejar que se desperdicie ni una gota.

-Hay algo más que quiero

Replica haciendo uso de la fuerza que le queda y me aparta, girando se pone frente a mí, me empuja haciendo que caiga sobre mi espalda y con un despliegue de destreza sube sobre mi llevando mis manos sobre mi cabeza, ha tomado el control.
Introduce mi miembro en su vagina de un golpe, en su cara se dibuja el placer al ser penetrada con rudeza, comienza a mover las caderas lentamente, acelerando cada vez más.

-Quiero sentir como te corres en mi...

Susurra en mi oído y sin detener sus movimientos comienza a besar mi pecho deteniéndose en mis pezones, succionando y jugando con ellos como si degustara olivas, haciendo que mi mente suba un nivel más al éxtasis que ya me llena.
Sus gemidos son cada vez más profundos, de cuando en cuando pasa por mi oído y lame el lóbulo, mordiéndolo suavemente por momentos y gimiendo mi nombre en un murmullo.

-Dime cuáles son tus más profundos deseos y los haré realidad.

Continúa diciendo mientras no deja de moverse, guía mis manos a sus caderas levantando el torso y dejándose caer hacia atrás para regalarme una vista magnifica del acto, su cabeza se inclina, mientras sus gemidos se agudizan y su cuerpo me roba el aliento.
Al fin se abre, toma el control.
Como una flor que se toma su tiempo en florecer su libertad explotar en un impulso de dolor y placer. La dejo tomarme a voluntad, en este momento no somos un hombre y una mujer, ya somos dos seres Unidos por el dolor y el deseo en este, nuestro campo de batalla de esta noche. Siento que llego a mi límite, sus caderas me guían sin frenos a un precipicio de gozo desmedido y yo voy obediente, dispuesto a caer hasta el fondo.
Un profundo gemido escapa de mi al momento que mi semen comienza a brotar sin control dentro de ella, un segundo antes de explotar en su interior la agarro y la beso como si el mañana estuviera escrito en la hoja de una espada dispuesta a atravesarme.
Sólo segundos duran la muerte, el placer y la existencia.
La envuelvo entre mis brazos suavemente, miro sus ojos, le acarició el pelo y le digo:

-Espero que llenarás tu vació, o al menos haber tapado los agujeros de tu alma por una noche.

Sonríe al escuchar mis palabras, presa entre mis brazos la siento recuperar poco a poco el aliento.
Luego de un rato me besa y se libera con delicadeza de mi abrazo, me mira con ternura por unos segundos hasta que sentencia con tranquilidad:

-Fue una experiencia interesante...

Mientras se viste, la ropa se tiñe del rojo de mi sangre que aún brota de las pequeñas heridas.
Dedica otra mirada a la cama y al lugar que ocupo y agrega mientras se dirige a la puerta sonriente:

-Ahora debo marcharme

La veo salir, ha sido delicioso y tenemos nuestras marcas de guerra para recordarnos. Tomo mi ropa y comienzo a vestirme mientras sonrió.
Sobre la cama veo su daga, ha quedado abandonada, un magnifico suvenir para terminar esta noche de Sombras y Velas.

FIN
 
A ver, voy a publicar tres relatos eroticos que escribí, forman parte de un libro que estoy escribiendo de esta temática y me gustaría leer sus opiniones, admines, ojo, no es copy paste, son míos.... quizá estén un poco fuertecillos pero weno, necesito opiniones ya que mi editora anda liada con la universidad.

Primer Relato:

VENENOS


Mi primera noche en aquella casa de los placeres estaba siendo una maravilla, el vino corría, las bellas jóvenes daban colorido al local, en fin, había estado bastante animada. Podría haber elegido a cualquier pero ese día tenia deseos de probar algo más especial. En un rincón de la estancia una mujer discute con un lord que al parecer era su esposo, esta al ver la negativa de este a cumplir sus demandas de regresar a casa, lo golpeó salvajemente y se dirigió a la salida hecha una fiera, justo el fuego que pedía mi alma esa noche. Convencido de mi deseo fui y me coloqué sigilosamente tras la Dama y le hablé justo antes de salir por la puerta.

- Mi lady, siento que soy quizá un poco rudo al inmiscuirme en sus actividades, gajes de oficio ¿Gustaría sentarse a beber conmigo?

Mi voz a sus espaldas eriza su piel, se gira y topo con unos ojos verde, sonríe y moja sus labios.

- será un placer acompañarle.

Responde mientras me sigue hasta la mesa sin más peros.

- Por lo que pude ver en sus ojos no quedó del todo satisfecha está noche, es bello ese fuego homicida que se acumula en su mirada, algo que valoro mucho, la vista de una doncella de guerra siempre es revitalizante.

Le sonrió pícaramente, ella devuelve la sonrisa, toma la copa de vino que le ofrece una de las mozas y bebe un sorbo.

- No lograré encontrarlo hoy al parecer, mi hombre es muy poco para mí, no sirve para calentar mi cama o saciar mis puños.

Dice mientras mira la copa de vino rojo en su mano.

- Bueno puedo ofreceros dos opciones…

Le digo al tiempo que bebo de mi copa

- Puedo tratar de aliviar su dolor o puede usted tratar de encontrar una nueva manera de divertirse conmigo.

Al escuchar la propuesta sonríe y se apoya sobre la mesa acercando su rostro al mío.

- ¿cómo propone aliviar mi dolor? ¿Acaso sabe que me aqueja? Si se cree capaz de hacerlo estoy a su disposición.

Va diciendo mientras disfruto de la profundidad de su mirada, ella sonríe con picardía

- Noooo mi bella dama, soy un susurro no un brujo de Vaes Dothrak.
Sonrio

- No sé qué la aflige, pero me gustaría, quien sabe, quizá si soy capaz de llenarlo o al menos apaciguarlo.
Si esa sed que tiene debe ser saciada la quiero para mí, no desperdiciada en algún esclavo cuando llegué a su morada...

Se ríe ante mi comentario

- Un brujo de Vaes Dothrak? Mi lord que poco sabe de Essos, en Vaes Dothrak no se permiten los brujos, esos se encuentran en Asshai.

Sigue riendo


  • Tal vez pueda descubrir cómo complacerme prestando más atención.
  • Jajajaja según se, tienen de esos en las tribus los señores de los caballos, hacen premoniciones para sus amos, pero que se yo de esos lugares, sólo son rumores.

La miro directamente a los ojos antes de decirle mi propuesta.

- ¿Le gustan los juegos arriesgados Mi lady?

Veo como se relame ante mis palabras, se muerde el labio inferior y sonríe

- ¿Me encantan los juegos arriesgados, que me propone?

Responde con picardía, su curiosidad crece al pasar los minutos, me recuesto en la silla y saco de entre de mis ropajes un pequeño frasco.

- Esto mi lady, es una toxina especial, en Dorne nos preciamos por nuestros venenos, en mi caso yo los considero una forma de arte hermosa. Este en particular es algo raro, creado por los que seguimos mi línea de trabajo...

Dejo el frasco sobre la mesa

- Este en específico tiene un antídoto peculiar que solo surte efecto al contacto con sangre como su activador.

Saco otro frasco.

- Dos frascos, dos copas de vino y cero objetos, afilados o no ¿Qué me dice acepta el juego?

Observa los frascos

- Un juego peligroso y de azar...

sonríe

- Acepto.

Responde sin titubear, abro los dos frascos y los vierto uno en cada Copa.


  • Antes de seguir ¿gustaría ir a algún otro lugar del recinto?
  • Voy a dónde me lleve, mi vida está en sus manos.

Dice sin reparos

- Perfecto.

Hago una seña y la dueña del lugar aparece

- Mi lady ¿Podría usar alguna de sus habitaciones? Una de preferencia pequeña y vacía.

Le pregunto a la encargada

- Por supuesto, puedo facilitarles la q más guste.

Responde esta amablemente

- Excelente, si puede lleve estas dos copas a la habitación cuando nos retiremos.

Señalo los dos envases sobre la mesa


  • Quiero que el juego sea parejo y no sería justo con la dama dado que se cual es cual, de ser posible cambie las copas.
  • Como guste mi lord, inmediatamente lo hago.
  • Acompañarme mi Lady.

Tomo de la mano de la chica y la llevo a una habitación en la planta baja que según se me indicó sólo tiene lo necesario, puedo sentir que su palma es firme pero suave, curioso en una criatura tan singular.
Me sigue sin vacilar hasta la habitación, trato de ser gentil pero mi mano es hosca y fuerte, siento que su agarre se siente confiado, débil y a la vez seguro ¿Tanto desea morir o es que vio algo este extraño que la guía a caminos inciertos?
Llegamos a la habitación y justo al pasar una moza llega y nos interrumpe.

- Disculpe Milord, aquí tiene sus copas.

Agradezco y acto seguido cierro la puerta

-Tenemos bastante tiempo antes que el veneno nos mate cuando terminemos las copas ¿Algo por lo que brindar?

Se sienta en la cama, toma una de las copas

- ¿Qué le parece si brindamos por la muerte?

Me pregunta sonriendo, mientras alza la copa y sin titubear se la bebe hasta el fondo de un solo sorbo.

-Por la vida que es el infierno de cada día.

Sonrio y bebo hasta el fondo sin pensarlo dos veces. Al terminar suelto la Copa y me dirijo hacia la dama con pasó seguro hasta llegar a su lado, sin dar tiempo a nada le esbozo un beso suave, casi solo un roce de labios, ligero.
La dama responde mi beso rodeando mi cuello con sus manos, su cuerpo se mueve por inercia, se coloca sobre la cama y guía el mío sobre ella.
Mientras aún la beso, deslizo mi mano hacia su muñeca, nadie nunca nota las manos cuando se concentra en los ojos. Una de las uñas de mis dedos ha sido pulida y cortada en un ángulo que asemejaba a la punta de una daga. Me detengo un momento y mientras hago una pequeña incisión en su brazo le susurro al oído:

-El juego ha comenzado.

Al hundirla en su muñeca siento como la carne se abre suavemente. Me siento sobre su pelvis llevando su brazo a mi boca y mientras pasó mi lengua por el fino hilo Escarlata miro directamente a sus ojos sonriendo.
El corte no parece molestarla, su respiración comienza a agitarse un poco, sus labios se entreabren mientras disfruta al ver cómo saboreo su sangre, intenta levantarse pero es en vano, con esfuerzo logra poner su mano en mi cuello y tira hacia ella, la beso apasionadamente y aprovechando muerde mi labio hasta que sentimos el sabor de mi sangre, me suelta y se saborea como si del mas delicioso néctar se tratara.

-pues empecemos el juego.

Me dice sonriendo

-Mmm ese fuego.

Relamo lo que queda de sangre en mis labios y me lanzo a su cuello, mientras lo beso pasó a hacer pequeñas cortadas en su cuerpo, debajo de los senos, con la sangre que va saliendo voy coloreándolos. Bellas formas se crean en ellos, comienzo a lamerlos, el sabor metálico y la suavidad de sus pezones son toda una exquisitez para cualquiera que hubiera podido probarlos, continúo succionando salvajemente cambiando entre uno y otro. Ella ya se ha vuelto una visión digna de admirar, el rojo se mezcla con su color de piel creando la obra perfecta en el lienzo más hermoso.
En un movimiento brusco la levanto contra la pared que hace de cabecera a la cama agarrando sus manos unidas, la sangre de las pequeñas laceraciones corre hacia su ombligo.
Veo que los cortes en su piel son recibidos con dolor y gusto, su corazón se acelera, puedo sentirlo, puedo oler como la humedad la invade, su respiración se agita cada vez más, me mira desafiante mientras su cuerpo se agita intentando liberarse sin lograrlo, una sonrisa se esboza en sus labios, los muerde para intentar esconderla pero es inútil, el deseo le juega una mala pasada y un sutil gemido se escapa de su boca.
Al escucharlo mis deseos de ella se hacen mayores, pero, si sigue disfrutando podría perder más que nuestro simple juego, podría perder la vida, vuelvo a subir hasta tenerla rostro a rostro.

-No me gustaría que perdieras el juego así que te daré algo para que consideres venir a por el antídoto.

No más sutilezas, remuevo de un tirón rápido los ropajes superiores de la dama y asestó una brutal mordida cerca de su cuello, al tiempo que con la mano libre arañó su vientre.

-Muéstrame esa sed, muéstrame como lucharás por tu vida, estamos tú, yo y la muerte en esta orgia de lujuria y dolor.

Le digo con la boca tan ensangrentada como una bestia salvaje y vuelvo a morder la herida.
Un grito de dolor y placer escapa de su boca, en su rostro se dibuja su deseo que ya ha reemplazado todo instinto de preservación, presiona mi rostro contra ella, no desea que me detenga, la veo llevar sus manos a su pelo, allí adornando su cabello una pequeña y fina daga que parecía un adorno aparece.

-para...

Murmura mientras me agarra cada vez más fuerte, de pronto siento que lo que sostiene entre sus dedos lacera cerca de mi cuello y sus labios comienzan a succionar mi sangre sedientos.
Habiendo tomado un trago largo de mi saca fuerzas y me empuja quedando sobre mí, sus piernas rodeando mi cintura, sus manos sosteniendo las mías, vuelve a besar la herida en mi cuello y recorre con su arma todo mi pecho, cortando y saboreando, comienza a descender entre besos hasta llegar a mi abdomen, suelta la daga y sigue bajando hasta tropezar con el pantalón, esto no la detendrá, es nada en este mundo podría pararla, sube nuevamente hasta mi rostro y hace uso de sus labios en los míos mientras comienza a zafar la ropa, está desesperada ya, puedo notarlo en sus ojos esmeralda.

-Ahí esta, esa es la dama que ha encendido mis pasiones está noche.

Pienso mientras sonrio con cada corte de la daga en mi cuerpo, aquí estamos, en este momento, este mágico pedazo del limbo, pasión, supervivencia, dolor, frustración, deseo.
Mientras la beso ella juguetea con mi pantalón hasta que logra soltarlos, la agarro del cabello y la hago mirarme, no le será tan fácil, está presa no se dejará cazar tan fácil, no es mi estilo.
Con un movimiento ágil logro levantarme agarrándola de la cintura, aún recargada sobre mi logro llevarla hasta la superficie de una Caja que hace de mesa de noche en la habitación. Tomándola del cuello la miro y veo sonreír a mi ángel de batalla, mi rostro se torna en una risa perversa y comienzo a quitar la parte baja de sus ropajes, sin Reparo, sin pudor.
Está lucha de poder es excitante en extremo, ella muerde sus labios mientras sonríe, intenta liberarse, tomar el control, sus piernas abiertas no hacen el mas mínimo intento de alejarme, rodean mi cintura atrapándome, mi mano en su cuello la obliga a mirarme, intenta liberarse mientras ríe desafiante, pronto su mano se escurre dentro de mi pantalón abierto buscando mi miembro, siento sus caricias firmes pero suaves a la vez.

-apártate

La escucho decir con firmeza, mientras sus piernas me presionan más fuerte.

-apártate

Repite una vez más mientras sus labios intentan alcanzar los míos.

-Apártame

Le susurro al oído.

-Hoy has sido cazadora y presa, has experimentado dos fases de tu vida y has estado al borde de la muerte, todo en una misma noche. Creo que mereces un premio.

Fuerzo sus piernas a liberarme dejándolas abiertas, me acerco a su boca nuevamente esta vez la mano en su cuello pasa a su nuca acariciándola suavemente mientras los dedos de la otra mano se pierden lentamente entre sus muslos, puedo sentir los latidos agitados de su corazón apretando las paredes de su interior.
La miro a los ojos, está vez con ternura, intento mostrar delicadeza en mi rostro mientras comienzo a mover mis falanges rítmicamente en su interior. Quiero que se sienta desconcertada, tanta sutileza ligada a tanta perversión debe de servir para que su mente zigzaguee.
Creo que casi está lista, llevo mi mano de su sexo a su boca y la hago lamer mis dedos.

-Ten, saborea tu lujuria pequeña mía.

Los dedos son lamidos obedientemente para luego perderse en su boca, apoya sus manos detrás de la espalda quedando expuesta ante mí, vulnerable por primera vez mientras los gemidos se escapan de sus labios y sus ojos se me clavan suplicantes.

-Cazadora, presa, y ahora suya hasta que termine nuestro tiempo.

Dice jadeando con voz entrecortada, rodea mi cuello con sus brazos y me besa.
Se aparta un poco y vuelve para realizar un peregrinaje con sus labios hasta mi pecho, delicadamente me aparta esta vez con una seña de sus verdes ojos y baja de la mesa arrodillándose a mis pies.
Sus besos cubren toda mi pelvis mientras sus manos terminan de desnudarme, besa dentro de mis muslos, delicadamente la veo tomar mi miembro, pasa la lengua desde su nacimiento hasta la punta mientras me mira.

-Deseas que me detenga?

Me pregunta juguetona.

-Jajaja ni por todo el oro del mundo te pediría que pares.

La miro sumisa a mis pies, delicada, que delicia a la vista, ni siquiera me preocupa que haya violado la regla de nuestro juego con esa daga, astuta, me encanta.
El mejor grillete es la libertad, está noche eres libre bajo mis cadenas.

-Sigue, no pares.

No puedo esperar mucho más, estoy volviéndome loco. La levanto guiándola hacia la cama, donde le dejo de espaldas a mí. Es digna de admirar desde este ángulo debo decir. Agarro su cintura y la acercó hacia mi miembro duro que guío hasta la entrada de su ser y la penetró suavemente, una vez, dos veces, cambio el ritmo y empiezo a hacerlo con más brío, la aguanto de ambos brazos y la monto como una bestia salvaje.
Mi fuerza la supera, indefensa, dócil, mía.
Siento como es llenado cada espacio por mi virilidad, quebrándola con cada embestida, de sus labios se escapan gemidos cada vez más intensos. Siento que arde por dentro, sus piernas comienzan a temblar mientras se entrega a la pasión bajo la prisión de mis manos.

-No te detengas

Dice con voz entrecortada mientras siento como la humedad se escurre por sus muslos y moja mi entrepierna.

-Eres una criatura deliciosa, cualquier bestia, humana o no estaría encantada de devorarte, es un placer poder probar un poco de ti.

Le digo mientras la poseo, aprieto su trasero y la sigo trayendo hacia mi como si quisiera desaparecer entre sus piernas.

-Veamos que podemos hacer con esto.

Digo al tiempo que agarro la daga extraviada antes y hago un par de cortes en cruz a la altura de los hombros en el centro de su espalda, una cruz pequeña pero lo suficientemente profunda para que brote sangre, me inclino hacia delante y agarrándola del cuello la levanto hasta tenerla sentada sobre mi.

-Ten, te regalo la vida

Le digo al tiempo que corto la palma de mi mano. La sangre brota poco a poco, la sigo penetrando mientras acercó mi boca a su espalda y comienzo a succionar la deliciosa bebida de su ser ofreciéndole también de mi para que también se deleite.
Toma mi mano ensangrentada y mientras sus caderas se mueven al compás de mis embestidas, pasa su lengua por ella, limpiando la sangre sin dejar que se desperdicie ni una gota.

-Hay algo más que quiero

Replica haciendo uso de la fuerza que le queda y me aparta, girando se pone frente a mí, me empuja haciendo que caiga sobre mi espalda y con un despliegue de destreza sube sobre mi llevando mis manos sobre mi cabeza, ha tomado el control.
Introduce mi miembro en su vagina de un golpe, en su cara se dibuja el placer al ser penetrada con rudeza, comienza a mover las caderas lentamente, acelerando cada vez más.

-Quiero sentir como te corres en mi...

Susurra en mi oído y sin detener sus movimientos comienza a besar mi pecho deteniéndose en mis pezones, succionando y jugando con ellos como si degustara olivas, haciendo que mi mente suba un nivel más al éxtasis que ya me llena.
Sus gemidos son cada vez más profundos, de cuando en cuando pasa por mi oído y lame el lóbulo, mordiéndolo suavemente por momentos y gimiendo mi nombre en un murmullo.

-Dime cuáles son tus más profundos deseos y los haré realidad.

Continúa diciendo mientras no deja de moverse, guía mis manos a sus caderas levantando el torso y dejándose caer hacia atrás para regalarme una vista magnifica del acto, su cabeza se inclina, mientras sus gemidos se agudizan y su cuerpo me roba el aliento.
Al fin se abre, toma el control.
Como una flor que se toma su tiempo en florecer su libertad explotar en un impulso de dolor y placer. La dejo tomarme a voluntad, en este momento no somos un hombre y una mujer, ya somos dos seres Unidos por el dolor y el deseo en este, nuestro campo de batalla de esta noche. Siento que llego a mi límite, sus caderas me guían sin frenos a un precipicio de gozo desmedido y yo voy obediente, dispuesto a caer hasta el fondo.
Un profundo gemido escapa de mi al momento que mi semen comienza a brotar sin control dentro de ella, un segundo antes de explotar en su interior la agarro y la beso como si el mañana estuviera escrito en la hoja de una espada dispuesta a atravesarme.
Sólo segundos duran la muerte, el placer y la existencia.
La envuelvo entre mis brazos suavemente, miro sus ojos, le acarició el pelo y le digo:

-Espero que llenarás tu vació, o al menos haber tapado los agujeros de tu alma por una noche.

Sonríe al escuchar mis palabras, presa entre mis brazos la siento recuperar poco a poco el aliento.
Luego de un rato me besa y se libera con delicadeza de mi abrazo, me mira con ternura por unos segundos hasta que sentencia con tranquilidad:

-Fue una experiencia interesante...

Mientras se viste, la ropa se tiñe del rojo de mi sangre que aún brota de las pequeñas heridas.
Dedica otra mirada a la cama y al lugar que ocupo y agrega mientras se dirige a la puerta sonriente:

-Ahora debo marcharme

La veo salir, ha sido delicioso y tenemos nuestras marcas de guerra para recordarnos. Tomo mi ropa y comienzo a vestirme mientras sonrió.
Sobre la cama veo su daga, ha quedado abandonada, un magnifico suvenir para terminar esta noche de Sombras y Velas.

FIN
me gustó espero que publiques más
 
Listo, al principio pensé en hacer el libro de cuentos cortos y separados pero después del primero, por cosas y cosas repetí personajes en los dos últimos y me gustó como quedó, pienso unir de alguna manera el primero que sucede en el pasado con estos dos pero no tengo idea aún de como, no se si usar el recurso de las vidas pasadas o algo similar. Toda sugerencia es bienvenida.
 
Segundo Relato:

Amigos


La noche anterior había sido salvaje, Rose despertó en la mañana aún con el mareo de la bebida y cansancio del baile, miró a su lado y junto a ella se encontró a Alex boca abajo durmiendo como un bebé, comenzó a acariciar su espalda para despertarlo inútilmente, trepo encima de él y empezó a besar su oreja derecha.
En sueños, una sirena intentaba arrancar a Alex del mástil de su embarcación que caía poco a poco al fondo del mar, en un intento fallido de defenderse este empujó a Rose un poco y se giró boca arriba para seguir durmiendo, ella se le acercó, puso su pie sobre su cintura la cabeza en su hombro y lo abrazó, pero ya no tenía sueño así que decidió ir a la cocina, cogió un vaso de agua, regreso a la habitación y se lo lanzó en la cara para luego salir corriendo.

- ¿Que pasa, donde estoy, en que momento de hundió el barco???

Balbuceó el chico aún con el rostro mojado, el ruido de unas pisadas rápidas alejándose le recuerdan que no ha dormido sólo, sonidos tenues, está descalza.

-Jajaja, te has dejado las pantuflas al lado de la cama
-No las necesito

Le responde a una distancia prudencial mientras lleva las manos detrás de la espalda como una niña pequeña, mordiéndose los labios mientras sonríe, en la miró con ternura y le sonrió.

-Te vas a poner algo encima? Por más que me guste ver ese cuerpecito desnudo no quiero que los vecinos llamen a la policía por exhibición indebida.

Le dijo a la semidesnuda chica al tiempo que se acercó y cubrió su espalda con una camisa de cuadros, siempre supo que le quedaría bien, justo como un pijama, es una vista hermosa.

-Voy a preparar el desayuno. ¿Quieres café antes?

Preguntó.

-Café está bien, gracias

Le dijo sonriendo mientras lo seguía a la cocina, al llegar se subió a la meseta y se puso a observar.

-Es una linda mañana, gracias por no permitir que la perdiera...

Dijo Alex alegremente dejando la cafetera en el fuego.

- ¿Cómo durmió la chica más adorable de esta ciudad anoche?

Preguntó al tiempo que se colocó entre sus piernas. Ella rodeó su cintura y lo abrazó mirándolo a los ojos.

-más adorable del mundo...

Le guiñó un ojo mientras sonreía.

-por primera vez soñé con los angelitos, y vaya la que armaron en mis sueños.

Sigue diciendo mientras ríe.

-y cómo dormiste tú?

Le preguntó al tiempo que apoyó sus manos tras de sí acercando más sus caderas a él.

-Esta ha sido una de esas noches extrañas en las que entiendo más a mi refrigerador que a mis sueños...

Dice mientras se deleita con las vistas.

-De todas formas, no creo que necesite soñar nunca más, tengo todo lo que hubiera alguna vez soñado justo en frente.

El olor del café lo trajo de vuelta a la tierra. Le dejó un beso corto, de esos que no se quieren separar de los labios, pero lo hacen por peligro de incendio, y no precisamente del tipo de fuego que les gustaría.

-Azúcar?
-Si por favor.

Respondió ella bajando de la meseta y abrazándolo por la espalda.

-Huele bien.

Afirmó Rose mientras pegaba su nariz a la piel de Alex.

-me quedaría aquí el día entero.

Le susurró al oído mientras este servía el café, tomó su taza y dio un sorbo. Sin tragarlo aún la chica se agachó, ágilmente bajo el bóxer del joven, tomo su miembro y lo introdujo en su boca aún caliente por el café.

-Hey!!!

Dijo asombrado.

-así es más delicioso.

Replicó ella sonriendo mientras daba otro sorbo a su bebida, el solo atinó a cerrar sus ojos al sentir el delicioso calor que aquella boca le regalaba procurando mantener su taza bien agarrada.

-Esto...es un buen inicio para el día...

Dejó la cafetera en la meseta, un poco más apartada hacia el fondo, posó su mano en la cabeza chica lentamente, enredando sus dedos entre sus cabellos al tiempo que daba un sorbo a su taza.

-Muy bueno...

Mientras le daba placer, la joven llevo los dedos de la mano libre hasta su sexo el cual comenzó a estimular suavemente, Alex solo sostenía su café mientras admiraba la escena.

-Se siente de maravillas cielo...

Terminó de beber y se dedicó a disfrutar un poco. Los ojos de la chica buscaban los de el con una mirada penitente, ver su rostro mientras le daba sexo oral era algo tan excitante, hacía entrada el deseo, las ganas de poseerla en ese momento, traídas por el acto más simple de sumisión en el libro.

-Ven pequeña, a mi boca le falta un sabor más.

La ayudó a levantarse y la sentó sobre la superficie libre de la meseta, la besó y lentamente comenzó a hacer un camino con su boca a través del delgado cuerpo de Rose, presionando suavemente sus labios contra la piel en algunos lugares hasta llegar entre sus muslos, los besó, los mordió mientras cerraba los ojos.

-Sé que te encanta tanto como a mí, tu también necesitas unos buenos días.

Alex acercó su boca uniéndola de lleno con su sexo, como si quisiera succionarla de un solo sorbo, lentamente su lengua comenzó a recorrer los bordes de sus labios internos, separándolos y jugando con ellos, pasando por la entrada sin penetrar, haciéndola plana y subiendo hasta rozar su clítoris ligeramente.
Los gemidos no se hacen esperar, de su boca comienzan a emerger cual cantos de ángel, sus manos se apoyan tras de sí sobre el frío mármol mientras sus piernas suben abriéndose para él, arquea su cuerpo, quedando totalmente expuesta con los ojos apuntando al techo y una mirada perdida en el deseo y el placer. Sus caderas se empiezan a mover ligeramente para invitarlo a que explore más adentro.

-Estoy muy caliente, demasiado caliente.

Susurró Rose con voz entrecortada mientras bajaba la cabeza para observarlo, instintivamente llevo una de sus manos a su pelo, ya sus piernas comenzaban a fallar por el placer.

-Y que vamos a hacer con todo ese calor eh?

Dijo el chico al tiempo que se levantó y llevó sus labios cerca de los de ella provocativamente, casi a distancia de roce. Sus dedos reemplazaron a su lengua mientras la observaba con una sonrisa desafiante que la invitaba a expresar sus necesidades evidentes, estaban dentro de ella, moviéndose de maneras distintas el uno del otro, jugando, cada vez más húmedos.

-Quiero escucharte pedirlo, quiero que me pidas tus deseos.

Movió la camisa poco descubriendo dos delicados senos blanquecinos, con los dedos de la otra mano comenzó a acariciarlos suavemente, pasando las yemas sobre su superficie sin quitar la vista de su rostro, ella cerró los ojos intentando contener las ganas, sus gritos enmudecidos resonaban en la estancia.

-Si tengo que decirlo entonces ya no lo quiero.

Le dijo entre gemidos y puso una mano en su cuello, intento besarlo, cuando sus labios estaban casi rozando se detuvo para darle paso a un nuevo quejido lujurioso, se estaban haciendo cada vez más seguidos e intensos, su voz comenzó a apagarse, era visible que estaba cerca de culminar, lo abrazó y apretó contra ella mientas su mente la hacía traicionar el falso estatuto que impuso antes.

-Hazme tuya, quiero sentirte dentro de mí.

Ya no aguantaba más, se dejó llevar por los deseos mientras su cuerpo perdía la batalla contra sus manos.

-Quiero más, quiero que ocupes todos mis espacios, quiero que me hagas tuya y demuestres todo ese poder del que tanto te vanaglorias.

Sigue balbuceando con voz entrecortada mientras sus caderas ya se mueven por voluntad propia.

-Ya eras mía antes de haberlo tan siquiera pensado Rose.

Retiró los dedos y su miembro hizo acto de presencia a la entrada de su vagina. La punta comenzó a entrar y salir suavemente haciendo que sus carnes se inflaran de deseo poco a poco.

-El poder no se demuestra pequeña, el poder se ejerce.

Terminando la frase una embestida profunda apoyada por una mano en sus nalgas hizo que los ojos de la chica se abrieran como platos del sobresalto, el comenzó a embestirla sin previo aviso con gran fuerza y velocidad, haciendo que los utensilios de cocina sonaran un poco por el movimiento, la agarró del cuello y le dedicó una mirada maliciosa.

-Eres mía, hace mucho, sólo que no lo has aceptado aún.

La trajo hacia si aun apretando su garganta y besó su boca apasionadamente a la vez que la penetraba con todas sus energías, la meseta vibraba, la cocina ardía.
Rose se deleitaba sintiendo como el inicio de aquél falo entraba y salía suavemente, le gustaba, acrecentaba su desesperación, quería tenerlo dentro completamente. Alex, viendo que el placer hacía ya mella en su compañera se apresuró a llenar cada espacio de su vagina. Un grito se escapó de su boca mezclándose perfectamente con sus gemidos, el sudor de sus cuerpos saltaba con cada embestida, ella sentía que podría morir de extasiada en ese momento sin ningún remordimiento. Su mente divagaba, sus ojos con la mirada perdida se cerraron para no verle.

- ¿Realmente soy suya?

Se preguntaba una y otra vez mientras lo sentía cada vez más adentro.

-En estos momentos lo soy...

Terminó resignándose a sus deseos, aquella mano la asfixiaba cuando más necesitaba respirar, la sostuvo en su cuello y apretó, pero sin intentar detenerlo, el la penetraba cada vez más duro, más intenso, a veces dolía, era un dolor tan dulce que no podía hacer que se detuviese.

-No soy de nadie.

Logró murmurar mientras sus fuerzas la abandonaban.
Un escalofrío recorrió su espalda haciéndola callar un minuto, o más bien perder el aliento, había llegado ese momento que tanto deseaba, ese momento donde no existía el tiempo ni el espacio solo las sensaciones de la piel, los temblores lo anunciaban.

-Quiero... más...

Su voz sonaba casi suplicante, culpa de ese orgasmo, no hubiese podido evitarlo.
Ese tono era música lujuriosa para los oídos del chico, soltó su cuello, la bajó de la mesa con rudeza dejándola de espaldas y continuó penetrándola salvajemente mientras su boca se dedicaba a morder su espalda y su cuello, terminando en sus hombros.

-Dices ser de nadie, hoy eres mía Rose, solo mía.

Gruñó suavemente en su oído y enredando una de sus manos en sus cabellos la comenzó a traer hacia atrás para luego con la otra arquear su espalda, así gozó de su cuerpo por un rato, luego alzó una de las piernas de ella sobre la meseta, quitó la mano de su espalda y comenzó a estimular su clítoris con vigorosamente.

-No te cortes, muéstrame cuanto te está gustando, córrete para mi

Sentirlo tan adentro enloquecía sus sentidos, lanzaba gemidos más profundos cada vez.
Quedar tan expuesta, acostada boca abajo sobre la meseta hizo a su cuerpo estremeciese y los dedos que la estimulaban la hicieron mojar sus muslos, preparándola para lo que vendría a continuación.

-Detente.

Le gritó e intentó apartarlo vagamente, pero los corrientazos en sus terminaciones nerviosas no ayudaban, sentía su mundo desaparecer, un calor incontrolable, su voz comenzaba a apagarse y su mente junto con ella se apagó levemente.
Mientras bañaba al chico con la fuente de su placer sus ojos casi blancos advertían la pérdida de cualquier resquicio de fuerza remanente.
Su cuerpo casi cae al piso entre contracciones, por su rostro bajan lágrimas de placer, ha terminado por segunda vez, su respiración, agitada aún comienza a volver a la normalidad.

-No será tan fácil escapar señorita

El joven hizo caso omiso de sus espasmos y volvió a la carga con el mismo ímpetu, penetrándola lo más profundo que sus dimensiones le permitían, la joven sin fuerzas solo podía apretar los dedos de sus pies mientras su cuerpo aún sensible aguantaba la sobrecarga de sensaciones, sus ojos giraban húmedos y su lengua bailaba fuera de su boca.

-Esto no termina hasta que yo lo diga.

Su pierna tensa en las manos de Alex, su cuerpo suave a merced de su verdugo, su vagina pidiendo ese cálido fin que solo el podía darle.

-Estoy llegando!!
-Dentro... Todo... Dentro

Tres palabras que habrían dejado la orden de Nerón de quemar Roma en ridículo.
Ella esbozó una leve sonrisa perversa que cargada de sudor y restos de maquillaje corrido del día anterior hicieron que Alex aumentara la velocidad de sus movimientos. Ella podía sentirlo, el palpitaba en su interior, justo antes de estallar retiró su miembro y todo el semen terminó bañando su espalda y parte de sus nalgas.

-Mmmm, delicioso final... te espero en la tina aún no acabas

Se limpió con una servilleta desechable que luego tiro a la basura, limpió la espalda de la joven delicadamente y se retiró sonriendo, no sin antes plantarle una nalgada cariñosa.

-Y no te duermas sobre la meseta vale? Creo que al final si le dimos un espectáculo al vecino.

Gritó desde el pasillo. A Rose le tomó unos minutos recuperarse, se quedó un rato sobre la meseta y esperó.

-dijo que en el baño...

Se sonrió y apoyó los pies en el piso, aún sus muslos temblaban, tratando de mantener el balance caminó despacio hasta el baño, al llegar ya Alex ocupaba la tina desnudo.
El agua caliente envolvía el cuerpo del chico y el vapor nublaba su visión, absorbió la escena en su cabeza y se acercó.

-Me demoré?

Le preguntó sentándose en el borde de la tina y tomando una de las esponjas para comenzar a frotar dulcemente su pecho.

-Lo justo, te esperaba...

Respondió sonriente y acarició su mano.

-Sabes que te miro y siento que te falta algo?
Mmm, sí, creo que necesitas agua caliente en ese cuerpo, ven aquí conmigo.

La trajo hacia el de un tirón, el agua caliente desborda la tina, reían mientras ella lo golpeaba con la esponja juguetona.

-Ven, recuéstate aquí en mis brazos.

Ella así lo hizo, su cuerpo comenzó a sentirse extremadamente relajado, quedó de espalda a el rodeada por sus brazos, solos los dos en aquel momento de paz. Después de unos minutos se acercó a su oído, mordió el lóbulo de su oreja y le susurró.

-Quisiera quedarme más tiempo, pero debo irme, supongo que nos veremos por ahí extraño.

Le dijo mordiendo sus labios, le dio un beso intenso y se dispuso a marcharse.

-Ya nos veremos extraña, creo que más de lo que esperas, el que pienses que no me perteneces lo hace más divertido.
-Ya veremos, nos vemos por el mundo Alex.
-Hasta la próxima Rose.

Ella sonrió y se retiró a buscar su ropa, salió luego a la calle y como un sueño desapareció entre la multitud.
Alex terminó su baño y también se dispuso a salir, al llegar a la puerta las vio, había dejado sus gafas de aviador en la mesa de la entrada.

-Esta chica... En fin, ciertamente será un bonito día.

FIN
 
Un brujo de Vaes Dothrak? Mi lord que poco sabe de Essos, en Vaes Dothrak no se permiten los brujos, esos se encuentran en Asshai.

Justo iba a decir eso que los dothrakis y la brujería no tenían nada que ver.

Jajaja ni por todo el oro del mundo te pediría que pares.

Los Lannisters querido ajjajjaja, ni por todo él oro de Roca Casterly.

La veo salir, ha sido delicioso y tenemos nuestras marcas de guerra para recordarnos. Tomo mi ropa y comienzo a vestirme mientras sonrió.
Sobre la cama veo su daga, ha quedado abandonada, un magnifico suvenir para terminar esta noche de Sombras y Velas.

FIN

Interesante aunque un tanto caníbal eso de la sangre pero bueno, interesante sin duda.
 
Justo iba a decir eso que los dothrakis y la brujería no tenían nada que ver.



Los Lannisters querido ajjajjaja, ni por todo él oro de Roca Casterly.



Interesante aunque un tanto caníbal eso de la sangre pero bueno, interesante sin duda
Danke, lo de la brujeria lo leí después pero bueno, lo dejé por vagancia la verdad.

Es algo que debo corregir, ya de paso quitar lo referente a GoT si quiero fusionar las tres historias, pienso que no estaría bien tener un cuento temático.... a no seeeeeerrrr (idea macabra en proceso)
 
Segundo Relato:

Amigos


La noche anterior había sido salvaje, Rose despertó en la mañana aún con el mareo de la bebida y cansancio del baile, miró a su lado y junto a ella se encontró a Alex boca abajo durmiendo como un bebé, comenzó a acariciar su espalda para despertarlo inútilmente, trepo encima de él y empezó a besar su oreja derecha.
En sueños, una sirena intentaba arrancar a Alex del mástil de su embarcación que caía poco a poco al fondo del mar, en un intento fallido de defenderse este empujó a Rose un poco y se giró boca arriba para seguir durmiendo, ella se le acercó, puso su pie sobre su cintura la cabeza en su hombro y lo abrazó, pero ya no tenía sueño así que decidió ir a la cocina, cogió un vaso de agua, regreso a la habitación y se lo lanzó en la cara para luego salir corriendo.

- ¿Que pasa, donde estoy, en que momento de hundió el barco???

Balbuceó el chico aún con el rostro mojado, el ruido de unas pisadas rápidas alejándose le recuerdan que no ha dormido sólo, sonidos tenues, está descalza.

-Jajaja, te has dejado las pantuflas al lado de la cama
-No las necesito

Le responde a una distancia prudencial mientras lleva las manos detrás de la espalda como una niña pequeña, mordiéndose los labios mientras sonríe, en la miró con ternura y le sonrió.

-Te vas a poner algo encima? Por más que me guste ver ese cuerpecito desnudo no quiero que los vecinos llamen a la policía por exhibición indebida.

Le dijo a la semidesnuda chica al tiempo que se acercó y cubrió su espalda con una camisa de cuadros, siempre supo que le quedaría bien, justo como un pijama, es una vista hermosa.

-Voy a preparar el desayuno. ¿Quieres café antes?

Preguntó.

-Café está bien, gracias

Le dijo sonriendo mientras lo seguía a la cocina, al llegar se subió a la meseta y se puso a observar.

-Es una linda mañana, gracias por no permitir que la perdiera...

Dijo Alex alegremente dejando la cafetera en el fuego.

- ¿Cómo durmió la chica más adorable de esta ciudad anoche?

Preguntó al tiempo que se colocó entre sus piernas. Ella rodeó su cintura y lo abrazó mirándolo a los ojos.

-más adorable del mundo...

Le guiñó un ojo mientras sonreía.

-por primera vez soñé con los angelitos, y vaya la que armaron en mis sueños.

Sigue diciendo mientras ríe.

-y cómo dormiste tú?

Le preguntó al tiempo que apoyó sus manos tras de sí acercando más sus caderas a él.

-Esta ha sido una de esas noches extrañas en las que entiendo más a mi refrigerador que a mis sueños...

Dice mientras se deleita con las vistas.

-De todas formas, no creo que necesite soñar nunca más, tengo todo lo que hubiera alguna vez soñado justo en frente.

El olor del café lo trajo de vuelta a la tierra. Le dejó un beso corto, de esos que no se quieren separar de los labios, pero lo hacen por peligro de incendio, y no precisamente del tipo de fuego que les gustaría.

-Azúcar?
-Si por favor.

Respondió ella bajando de la meseta y abrazándolo por la espalda.

-Huele bien.

Afirmó Rose mientras pegaba su nariz a la piel de Alex.

-me quedaría aquí el día entero.

Le susurró al oído mientras este servía el café, tomó su taza y dio un sorbo. Sin tragarlo aún la chica se agachó, ágilmente bajo el bóxer del joven, tomo su miembro y lo introdujo en su boca aún caliente por el café.

-Hey!!!

Dijo asombrado.

-así es más delicioso.

Replicó ella sonriendo mientras daba otro sorbo a su bebida, el solo atinó a cerrar sus ojos al sentir el delicioso calor que aquella boca le regalaba procurando mantener su taza bien agarrada.

-Esto...es un buen inicio para el día...

Dejó la cafetera en la meseta, un poco más apartada hacia el fondo, posó su mano en la cabeza chica lentamente, enredando sus dedos entre sus cabellos al tiempo que daba un sorbo a su taza.

-Muy bueno...

Mientras le daba placer, la joven llevo los dedos de la mano libre hasta su sexo el cual comenzó a estimular suavemente, Alex solo sostenía su café mientras admiraba la escena.

-Se siente de maravillas cielo...

Terminó de beber y se dedicó a disfrutar un poco. Los ojos de la chica buscaban los de el con una mirada penitente, ver su rostro mientras le daba sexo oral era algo tan excitante, hacía entrada el deseo, las ganas de poseerla en ese momento, traídas por el acto más simple de sumisión en el libro.

-Ven pequeña, a mi boca le falta un sabor más.

La ayudó a levantarse y la sentó sobre la superficie libre de la meseta, la besó y lentamente comenzó a hacer un camino con su boca a través del delgado cuerpo de Rose, presionando suavemente sus labios contra la piel en algunos lugares hasta llegar entre sus muslos, los besó, los mordió mientras cerraba los ojos.

-Sé que te encanta tanto como a mí, tu también necesitas unos buenos días.

Alex acercó su boca uniéndola de lleno con su sexo, como si quisiera succionarla de un solo sorbo, lentamente su lengua comenzó a recorrer los bordes de sus labios internos, separándolos y jugando con ellos, pasando por la entrada sin penetrar, haciéndola plana y subiendo hasta rozar su clítoris ligeramente.
Los gemidos no se hacen esperar, de su boca comienzan a emerger cual cantos de ángel, sus manos se apoyan tras de sí sobre el frío mármol mientras sus piernas suben abriéndose para él, arquea su cuerpo, quedando totalmente expuesta con los ojos apuntando al techo y una mirada perdida en el deseo y el placer. Sus caderas se empiezan a mover ligeramente para invitarlo a que explore más adentro.

-Estoy muy caliente, demasiado caliente.

Susurró Rose con voz entrecortada mientras bajaba la cabeza para observarlo, instintivamente llevo una de sus manos a su pelo, ya sus piernas comenzaban a fallar por el placer.

-Y que vamos a hacer con todo ese calor eh?

Dijo el chico al tiempo que se levantó y llevó sus labios cerca de los de ella provocativamente, casi a distancia de roce. Sus dedos reemplazaron a su lengua mientras la observaba con una sonrisa desafiante que la invitaba a expresar sus necesidades evidentes, estaban dentro de ella, moviéndose de maneras distintas el uno del otro, jugando, cada vez más húmedos.

-Quiero escucharte pedirlo, quiero que me pidas tus deseos.

Movió la camisa poco descubriendo dos delicados senos blanquecinos, con los dedos de la otra mano comenzó a acariciarlos suavemente, pasando las yemas sobre su superficie sin quitar la vista de su rostro, ella cerró los ojos intentando contener las ganas, sus gritos enmudecidos resonaban en la estancia.

-Si tengo que decirlo entonces ya no lo quiero.

Le dijo entre gemidos y puso una mano en su cuello, intento besarlo, cuando sus labios estaban casi rozando se detuvo para darle paso a un nuevo quejido lujurioso, se estaban haciendo cada vez más seguidos e intensos, su voz comenzó a apagarse, era visible que estaba cerca de culminar, lo abrazó y apretó contra ella mientas su mente la hacía traicionar el falso estatuto que impuso antes.

-Hazme tuya, quiero sentirte dentro de mí.

Ya no aguantaba más, se dejó llevar por los deseos mientras su cuerpo perdía la batalla contra sus manos.

-Quiero más, quiero que ocupes todos mis espacios, quiero que me hagas tuya y demuestres todo ese poder del que tanto te vanaglorias.

Sigue balbuceando con voz entrecortada mientras sus caderas ya se mueven por voluntad propia.

-Ya eras mía antes de haberlo tan siquiera pensado Rose.

Retiró los dedos y su miembro hizo acto de presencia a la entrada de su vagina. La punta comenzó a entrar y salir suavemente haciendo que sus carnes se inflaran de deseo poco a poco.

-El poder no se demuestra pequeña, el poder se ejerce.

Terminando la frase una embestida profunda apoyada por una mano en sus nalgas hizo que los ojos de la chica se abrieran como platos del sobresalto, el comenzó a embestirla sin previo aviso con gran fuerza y velocidad, haciendo que los utensilios de cocina sonaran un poco por el movimiento, la agarró del cuello y le dedicó una mirada maliciosa.

-Eres mía, hace mucho, sólo que no lo has aceptado aún.

La trajo hacia si aun apretando su garganta y besó su boca apasionadamente a la vez que la penetraba con todas sus energías, la meseta vibraba, la cocina ardía.
Rose se deleitaba sintiendo como el inicio de aquél falo entraba y salía suavemente, le gustaba, acrecentaba su desesperación, quería tenerlo dentro completamente. Alex, viendo que el placer hacía ya mella en su compañera se apresuró a llenar cada espacio de su vagina. Un grito se escapó de su boca mezclándose perfectamente con sus gemidos, el sudor de sus cuerpos saltaba con cada embestida, ella sentía que podría morir de extasiada en ese momento sin ningún remordimiento. Su mente divagaba, sus ojos con la mirada perdida se cerraron para no verle.

- ¿Realmente soy suya?

Se preguntaba una y otra vez mientras lo sentía cada vez más adentro.

-En estos momentos lo soy...

Terminó resignándose a sus deseos, aquella mano la asfixiaba cuando más necesitaba respirar, la sostuvo en su cuello y apretó, pero sin intentar detenerlo, el la penetraba cada vez más duro, más intenso, a veces dolía, era un dolor tan dulce que no podía hacer que se detuviese.

-No soy de nadie.

Logró murmurar mientras sus fuerzas la abandonaban.
Un escalofrío recorrió su espalda haciéndola callar un minuto, o más bien perder el aliento, había llegado ese momento que tanto deseaba, ese momento donde no existía el tiempo ni el espacio solo las sensaciones de la piel, los temblores lo anunciaban.

-Quiero... más...

Su voz sonaba casi suplicante, culpa de ese orgasmo, no hubiese podido evitarlo.
Ese tono era música lujuriosa para los oídos del chico, soltó su cuello, la bajó de la mesa con rudeza dejándola de espaldas y continuó penetrándola salvajemente mientras su boca se dedicaba a morder su espalda y su cuello, terminando en sus hombros.

-Dices ser de nadie, hoy eres mía Rose, solo mía.

Gruñó suavemente en su oído y enredando una de sus manos en sus cabellos la comenzó a traer hacia atrás para luego con la otra arquear su espalda, así gozó de su cuerpo por un rato, luego alzó una de las piernas de ella sobre la meseta, quitó la mano de su espalda y comenzó a estimular su clítoris con vigorosamente.

-No te cortes, muéstrame cuanto te está gustando, córrete para mi

Sentirlo tan adentro enloquecía sus sentidos, lanzaba gemidos más profundos cada vez.
Quedar tan expuesta, acostada boca abajo sobre la meseta hizo a su cuerpo estremeciese y los dedos que la estimulaban la hicieron mojar sus muslos, preparándola para lo que vendría a continuación.

-Detente.

Le gritó e intentó apartarlo vagamente, pero los corrientazos en sus terminaciones nerviosas no ayudaban, sentía su mundo desaparecer, un calor incontrolable, su voz comenzaba a apagarse y su mente junto con ella se apagó levemente.
Mientras bañaba al chico con la fuente de su placer sus ojos casi blancos advertían la pérdida de cualquier resquicio de fuerza remanente.
Su cuerpo casi cae al piso entre contracciones, por su rostro bajan lágrimas de placer, ha terminado por segunda vez, su respiración, agitada aún comienza a volver a la normalidad.

-No será tan fácil escapar señorita

El joven hizo caso omiso de sus espasmos y volvió a la carga con el mismo ímpetu, penetrándola lo más profundo que sus dimensiones le permitían, la joven sin fuerzas solo podía apretar los dedos de sus pies mientras su cuerpo aún sensible aguantaba la sobrecarga de sensaciones, sus ojos giraban húmedos y su lengua bailaba fuera de su boca.

-Esto no termina hasta que yo lo diga.

Su pierna tensa en las manos de Alex, su cuerpo suave a merced de su verdugo, su vagina pidiendo ese cálido fin que solo el podía darle.

-Estoy llegando!!
-Dentro... Todo... Dentro

Tres palabras que habrían dejado la orden de Nerón de quemar Roma en ridículo.
Ella esbozó una leve sonrisa perversa que cargada de sudor y restos de maquillaje corrido del día anterior hicieron que Alex aumentara la velocidad de sus movimientos. Ella podía sentirlo, el palpitaba en su interior, justo antes de estallar retiró su miembro y todo el semen terminó bañando su espalda y parte de sus nalgas.

-Mmmm, delicioso final... te espero en la tina aún no acabas

Se limpió con una servilleta desechable que luego tiro a la basura, limpió la espalda de la joven delicadamente y se retiró sonriendo, no sin antes plantarle una nalgada cariñosa.

-Y no te duermas sobre la meseta vale? Creo que al final si le dimos un espectáculo al vecino.

Gritó desde el pasillo. A Rose le tomó unos minutos recuperarse, se quedó un rato sobre la meseta y esperó.

-dijo que en el baño...

Se sonrió y apoyó los pies en el piso, aún sus muslos temblaban, tratando de mantener el balance caminó despacio hasta el baño, al llegar ya Alex ocupaba la tina desnudo.
El agua caliente envolvía el cuerpo del chico y el vapor nublaba su visión, absorbió la escena en su cabeza y se acercó.

-Me demoré?

Le preguntó sentándose en el borde de la tina y tomando una de las esponjas para comenzar a frotar dulcemente su pecho.

-Lo justo, te esperaba...

Respondió sonriente y acarició su mano.

-Sabes que te miro y siento que te falta algo?
Mmm, sí, creo que necesitas agua caliente en ese cuerpo, ven aquí conmigo.

La trajo hacia el de un tirón, el agua caliente desborda la tina, reían mientras ella lo golpeaba con la esponja juguetona.

-Ven, recuéstate aquí en mis brazos.

Ella así lo hizo, su cuerpo comenzó a sentirse extremadamente relajado, quedó de espalda a el rodeada por sus brazos, solos los dos en aquel momento de paz. Después de unos minutos se acercó a su oído, mordió el lóbulo de su oreja y le susurró.

-Quisiera quedarme más tiempo, pero debo irme, supongo que nos veremos por ahí extraño.

Le dijo mordiendo sus labios, le dio un beso intenso y se dispuso a marcharse.

-Ya nos veremos extraña, creo que más de lo que esperas, el que pienses que no me perteneces lo hace más divertido.
-Ya veremos, nos vemos por el mundo Alex.
-Hasta la próxima Rose.

Ella sonrió y se retiró a buscar su ropa, salió luego a la calle y como un sueño desapareció entre la multitud.
Alex terminó su baño y también se dispuso a salir, al llegar a la puerta las vio, había dejado sus gafas de aviador en la mesa de la entrada.

-Esta chica... En fin, ciertamente será un bonito día.

FIN
Nunca me canso de esta historia
 
Tercer Relato:

Playlist

Vaya era un buen sueño.



Al despertar Rose miró a su alrededor, unos pasos se perdían por el pasillo, se levantó, se puso el vestido de encaje rojo que dejó tirado al lado de la cama la noche anterior y caminó despacio hasta la cocina. Preparó la cafetera, abrió el refrigerador y tomó cuatro huevos, los rompió y revolvió en un bol, picó cebolla bien chiquita y unos pedacitos de queso, le echó un poco de aceite al sartén y lo puso a calentar, echó los huevos revueltos y pensó



La trampa está lista, solo falta la presa.



Sonrió mientras volteaba la tortilla, echó la cebolla encima, tapó el sartén y del congelador sacó unos trozos de fruta bomba congelados, montó la licuadora y echó seis cucharadas de leche, seis cucharadas de azúcar y los trozos de fruta con un poco de agua fría que cubrió la mezcla, al terminar de batir giro hacia la hornilla, destapó su obra maestra y le añadió unos trozos de queso que se derritieron sobre ella. La jarra de batido, la taza de café, unas tostadas y mantequilla



Un desayuno de primera.



Se decía con orgullo, llevó todo a la mesa del comedor y al terminar de servir gritó



- Ya está el desayuno, si no apareces se enfriará



Tomó asiento tranquila a la mesa y empiezo a servirse.
Lentamente Alex se acercó por la espalda y llevando ambas manos a sus hombros comenzó a masajearlos



- Casi se podría decir que hemos vivido juntos toda la vida ¿Cómo sabías que me encantan los batidos de fruta en el desayuno?



- Jajaja ¿A quién no le gustan Alex?



Él le dio un beso en la mejilla, otro en el cuello y simuló una leve mordida en el lóbulo de su oreja presionando sus labios



- ¿Cómo durmió mi rayo de luna?



- Lo poco que dormí fue delicioso, que lastima despertar de mi sueño.



El placer que le daba el masaje era realmente delicioso, cerró sus ojos y sonrió



- Siéntate que te sirvo el café ¿Quieres azúcar?



- Gracias, una cucharada solamente



Separó la silla frente a ella y se sentó



- Wow todo se ve delicioso, si esto lo llegará a preparar yo ahora mismo tuviéramos 4 tipos distintos de comida chamuscada



Bromeó Alex al tiempo que daba un sorbo a su taza, Rose lo miraba atenta esperando su reacción.



- Aghhh! ¿quisistoo?



Apartó el café con la cara estrujada mientras la chica reía a carcajadas.



- Dios he caído otra vez, y en una de las bromas más antiguas que hay, eso no se hace...



La miró serio disimulando la vergüenza que sentía por haber sido otra vez víctima de sus bromas.



- Se te está haciendo costumbre esto de tomarme el pelo, creo que mereces un castigo.



- ¿Castigarme dices? Me gustaría ver eso.



Le dice desafiante entre risas mientras se levanta y se aleja un poco, sus manos en la espalda acompañan su rostro de chica inocente.



- Mmm, ven que te como!!! Rwarrr



Dijo el con una sonrisa juguetona e intentó atraparla haciendo la típica monería de los monstruos en las pelis de bajo presupuesto.
Comenzaron a correr riendo, ella usaba la mesa entre ambos como una muralla mientras le chillaba divertida



- Atrápame si puedes, ya estás muy mayor para andar corriendo así, te vas a romper un huesito.



Corrían esquivando adornos y otras cosas, dieron vueltas por toda la casa hasta llegar a la habitación.



- Te tengo!!!



Clamó victorioso al lograr ponerle las manos encima, pero en su júbilo y producto de la torpeza, que a veces gustaba pasar a entrometerse, tropezó con la alfombra cayendo en la cama sobre ella.



- Auch, Jajaja, perdona, te he lastimado?



Sus ojos se encontraron verdaderamente en aquel momento por primera vez en toda la mañana.



- Hola extraña...



Le susurró Alex mientras unía las palmas de sus manos a las de ella, su corazón se agitó y se perdió por un rato en su mirada.



- Hola extraño...



Le respondió con dulzura sonriendo, algo extraño le estaba pasando, su corazón pesaba y un miedo irracional la invadió.
No era miedo al hombre que tenía delante sino a lo que comenzaba a sentir, tragó en seco e intentó no pensar en ello.



- ¿Ahora que me tienes atrapada me vas a comer?



Preguntó en forma de broma mientras se agitaba juguetona bajo de él.



- Jajajaja si Grrraaa!!!!



Gruñó él juguetón y se lanzó a hacerle cosquillas en los costados, ella reía frenética y pedía que parase, juntos hacían una linda escena.
Aprovechando su agitación se levantó, fue hacia la gaveta del armario y sacó dos corbatas de seda trenzada, una azul zafiro y una morada apagada, ella miró con curiosidad como una niña que espera un regalo.



- Te dije que tendrías un castigo.



Terminó la frase mirándola desde el final de la cama.



- ¿Y qué piensas hacer con eso?



Sonrió juguetona y trato de alejarse hasta llegar a la cabecera.



- Te daré una pista.



Agarró su muñeca derecha con firmeza y lentamente la llevó a la cabecera de la cama, la ató y se aseguró de que fuera un amarre firme pero que no la lastimara, hizo lo mismo con su muñeca izquierda, al terminar la miró, acercó su rostro al de Rose y la besó.



- ¿Están muy justos?



preguntó con voz suave.



- Están un poco apretados



Mintió mientras sonreía cruzando las piernas.
Su corazón latía con fuerza, su respiración comenzaba a agitarse.



- ¿De qué te vale atarme?



Dice desafiante mientras lo mira, en su mente solo hay algo en ese momento, calor, un calor inmenso que comienza a aflorar rojos tonos en su rostro.



- ¿De qué te vale cerrar las piernas? Aún no pienso llegar ahí, calma...



Le dedicó una sonrisa mientras se regresaba al cajón de antes, al fondo de la gaveta tomó un fino paño de seda negra que enredó en su mano, se dirigió luego al escritorio donde su teléfono y unos auriculares con aislamiento sonoro esperaban.



- ¿Lista para probar algo nuevo?



Regreso a la cama, se sentó sobre su pelvis y delicadamente vendo sus ojos, ajustó la tela de manera que su visión perdiera todo vestigio de sus alrededores, le colocó los cascos y ella se movió un poco, su mundo quedó en silencio.



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Deftones - Change



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La música llenó sus oídos, ahora sí tenía miedo, un miedo que se mezclaba irremediablemente con placer, con todos sus sentidos ocupados solo el tacto se mantenía alerta.
Lentamente, Alex se retiró hasta el final de la cama donde comenzó a besar sus pies con delicadeza haciendo que sus labios sólo rozaran su piel, con su lengua comenzó a hacer pequeñas espirales mientras ascendía por su cuerpo, su cálido aliento creaba un contraste con la frialdad que su saliva dejaba en su camino.
El solo roce de su boca la hizo humedecerse, ella apretó con más fuerzas sus muslos, sostenía sus amarras y se agitaba sobre la cama intentando huir, un gemido escapó de sus labios llenando los oídos de su verdugo de placer, demasiado alto, pensó apenada, no era capaz de escucharse a si misma, era una tortura.
El chico siguió su camino ascendente besando, lamiendo, mordiendo hasta llegar a su pecho, justo cuando sus labios se acercaron a sus pezones se detuvo, incorporó su cuerpo y quedó nuevamente sentado sobre sus caderas.



No, no tendrás lo que deseas tan fácil



Pensó maquinando su plan de acción sobre la marcha.
Llevó su pulgar a los labios de Rose que se separaron instintivamente, se dejó llevar un momento por el ritmo de su respiración agitada mientras los acariciaba, verla así tan dócil era bello. Después de unos segundos prosiguió, sus caricias esta vez descendieron hasta su barbilla, los dedos índice y corazón abiertos rozaron su cuello para luego juntarse en peregrinaje hasta el estrecho entre sus senos, la ve aguantar con fuerza sus amarras e intentar levantarse.
Su mano se abrió cual garra al salir del minúsculo espacio, presionando como si quisieran desgarrar su carne lentamente, cinco surcos sonrosados de presión aparecen que llegan solo un poco más abajo de su ombligo.
Ella temblaba por la incertidumbre, su corazón palpita tan fuerte que teme sentirlo romperse, podía sentirlo, más que el tacto sentía su aroma, ese olor se marcaría en su cabeza sin remedio, ya había perdido, estaba presa de deseo, a merced de la mezcla entre el miedo y la lujuria.
La veía relamerse, morderse la boca aguantando lo que sentía, era dura una chica, eso era uno de los atributos que más le gustaba de ella.
A gatas se retiró un poco y convidó a sus piernas a separarse arañando suavemente el interior de sus muslos con ambas manos.
Serpenteando maliciosamente acercó su boca hasta su abdomen y después de una mordida cariñosa dijo



- Esto no es una guerra, mientras más te resistas más duro será el castigo, ríndete ante mí y haz del placer tu única religión.



Quería probar su sensibilidad, ver si con solo las ondas de su voz y los cambios de su respiración ella podría captar el mensaje.
Rose sintió que el roce de sus labios en su piel formaba palabras, pero estaba tan perdida en la música y en todo lo que sentía que no pudo descifrarlo, todo lo que quedaba era resistir, otra vez sintió vergüenza, no quería que el notara lo caliente que se había puesto, a estas alturas el solo roce con su sexo podría hacerla explotar en un orgasmo intenso.



Parece que aún no piensa darse por vencida, esto necesita más intensidad



Pensó el chico y con una nueva estrategia lista se retiró suavemente, aun acariciándola, hasta estar parado al lado de la cama.
Rápidamente se encaminó a la cocina donde agarró un vaso con hielo, una botella de Whisky del refri y unas velas del armario superior, junto con un mechero.
Entró nuevamente a la estancia, acomodo sus nuevas herramientas sobre la mesa y se dispuso a cambiar la música.



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Teardrops - Massive Attack



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Después de creado su nuevo ambiente tomó la botella de frio whisky, vertió un poco en un vaso de Old fashion y bebió, nada mejor que un buen escocés para endulzar otro sentido agudizado, el paladar.
Tomó otro trago, está vez pequeño, se acercó a Rose y la besó, regalándole el sabor de la bebida mezclada con su lengua.
Ella sintió como endulzaba su garganta mientras fluía, no podría comparar jamás ese sabor a lo que estaba acostumbrada, beber sin sentir era muy distinto a eso que ahora mismo degustaba, el sabor a madera de roble no solo era más intenso, también estimulaba su olfato de tal manera que el solo aroma era embriagador, se estaba volviendo loca y no había manera de ocultarlo.
Nuevamente él se alejó, bebió un trago más y volvió para besar su cuello con los labios fríos, besó su pecho y apretó sus senos suavemente, aún sin llegar a sus aureolas. El contraste de temperaturas la torturaba, gemía pidiendo que se detuviera, pero realmente no deseaba que eso pasara, cada nuevo descubrimiento la asustaba y la intrigaba por igual.



Detente por favor, para.



Pedía a gritos, pero ya no sabía si realmente salían de su boca o solo estaban en su cabeza, la posibilidad de quebrarse ante él era cada vez mayor.
Después de un par de minutos Alex encendió una vela que dejó sobre un plato en el tocador, tomó un hielo y comenzó a dibujar en su cuerpo un cuadro abstracto de serpentinos trazos gélidos. Cuando estuvo satisfecho y habiéndose cerciorado de que el frio lograse su cometido, con una mano tomo la vela, en la otra un nuevo trozo de hielo con el que marcó el contorno de sus senos y alrededor de sus pezones suavemente.
Uno, dos, tres círculos de baja temperatura y, repentinamente, gotas de cera caliente cayeron sobre sus senos.
Un grito escapó de su boca cuando el ardor de la esperma ardiente toco su piel, su mundo explotaba en ese momento en una cascada de sensaciones que se desbordó sin remedio en su ropa interior entre leves espasmos y apretones de piernas



Jodeeer...



Masculló entre dientes.



Él siguió vertiendo cera en la punta de sus senos mientras se deleitaba con el resultado de sus acciones.
Dejó la vela sobre el plato y giró sobre si, quedando frente a sus piernas apretadas.



- ¿Qué pasara si hago esto?



Se dijo a sí mismo en voz baja y arqueo su espalda un poco para que su mano derecha llegara a uno de sus pechos mientras que con la otra comenzó a pasar un único dedo encima de su sexo, logró infiltrarlo entre sus muslos temblorosos y un sonoro gemido escapó de sus labios, su visible desesperación de embriagadora. Sacó el dedo y lo probó.



- Mmm, delicioso.



Volvió a introducir el dedo completamente asegurándose de que estuviera bien mojado, ella se retorcía y pataleaba.



-Oh dios mío, oh dios mío



Balbuceaba Rose por lo bajo mientras intentaba controlar su excitación.
Alex se volteó e introdujo en la boca de la joven la falange lentamente, ella instintivamente comenzó a lamer disfrutando su sabor.



- Buena chica.



- Por favor hazme tuya, oh por dios te lo suplico.



Gritó angustiada en espera de que su plegaria al vacío fuese escuchada.
Él sonrió complacido y alargo la mano hasta el móvil.



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Two Feet - Love is a Bitch




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Se retiró hasta sus piernas y las abrió de un tirón, mordió sus muslos, retiró las bragas que se interponían en su camino con poca delicadeza, como un salvaje poseído de lujuria y llevó su boca sedienta a su vagina, chupando y lamiendo frenéticamente.
El juego estaba a su favor, había dicho las palabras mágicas, estaban en paz en medio del caos de placer que se arremolinaba en aquella habitación. Después de unos minutos bebiendo el fruto de sus actos Alex se incorporó y liberó su cinturón, bajo el zipper de su pantalón y se desvistió listo para penetrarla, pero, se detuvo dejando la punta en la entrada, comenzó a moverla de arriba hacia abajo separando sus labios interiores y chocando con su clítoris.
La observaba moverse intentando tomar lo que tanto deseaba, la observaba con una sonrisa maliciosa disfrutando su tortura, esperando nuevamente que escapara alguna palabra de sus labios.



- ¡HAZME TUYA POR FAVOR! ¡TE LO SUPLICO, TE DESEO DENTRO DE MI! ¡ROMPEME!



Gritó ella de una vez visiblemente desesperada, no podía saber si la había escuchado, suponía, esperaba que así fuera, quería ser poseída ya, su batalla había acabado, lo quería dentro de ella lo más profundo posible, que la destrozara si era necesario.



- Métela te lo pido.



Gimió una vez más casi rogando.



- Así me gusta.



Sonrió satisfecho, ese poder que sus palabras cedieron sobre su cuerpo y su alma era suficiente para él, de una la penetró hasta lo más profundo, fue fácil, estaba tan mojada que logró llegar sin dificultad hasta el fondo, agarrando sus caderas marcó un ritmo armónico y a la vez salvaje de choques creando un maravilloso concierto de percusión humana.
Rose siente cada embestida en lo más profundo de su ser, al fin sus deseos fueron escuchados, de sus ojos se desbordan lágrimas de placer que humedecen la tela en su rostro, nunca había sentido tanto en su vida.
Alex satisfecho disfrutaba cada segundo, movió las manos un poco más abajo y levantó sus caderas agarrándose de sus nalgas que apretó fuertemente entre sus manos, al rato soltó una para poder apoyarse e inclinó su cuerpo hasta llegar a su rostro, la besó de forma violenta, mordiendo su labio inferior y dejando que sus lenguas peleasen fuera de sus bocas. Se mantuvo penetrándola en esa posición un rayo, estimulaba cruelmente su punto K por el extremo arremeter de su miembro. Quería verla explotar otra vez, quería que tuviese el orgasmo más violento de su vida, sellar la velada en un estallido de placer solo comparable con la mismísima creación del universo.
La chica no podría aguantar mucho, gemía aguantando sus amarres con fuerza, el placer era demasiado



Aún no por favor.



Pensaba con el poco raciocinio que le quedaba



- Deten...



Muy tarde llegaron sus palabras, un último empuje y como si de el detonador de una bomba se tratara sus fluidos saltaron por el aire acompañados de un fuerte chillido. Su tiempo se detuvo, sus caderas seguían moviéndose con violencia, pero ella ya no era consciente de ello, su voz se silenció mientras que su vagina se contraía, perdía la noción del mundo, la poca que le quedaba.
Hubiese sido un buen final, solo que Alex quería un poco más, quería que perdiese todo atisbo de cordura remanente, cortar totalmente sus sentidos. Comenzó a bajar el ritmo del movimiento manteniendo la profundidad, procuro que su cuerpo reposara ligero sobre la cama y aumentó un poco la velocidad, humedeció su pulgar y lo llevó a su clítoris, ella intentaba recuperarse en vano su clímax no terminaba, tanto placer se hacía tortuoso, el, después de jugar con él un rato empezó una secuencia de embestidas profundas y fuertes, una, dos, una, dos, una, dos, tres, le agarró el ritmo nuevamente, irguió su cuerpo y tomo una de las piernas de ella, la levantó y comenzó a lamer su pierna llevando los dedos de su pie.



- no, no, no, para por favor, para



Gemía ella con la cabeza hacia atrás, los espasmos interminables hacían mella en su mente como las olas a las rocas, ya no había fuerza en su cuerpo para resistirse a nada, se había entregado al placer, se enfocó en los movimientos del chico y el mundo dejó de existir.
Casi al mismo tiempo él llegaba a su límite, su cuerpo se contraía cada vez más, sus piernas se tensaron, faltaba poco. En una última entrada salvaje llegó al fondo totalmente y descargó su semen caliente dentro de ella, fue un orgasmo increíble, demasiado intenso, la fuerza lo abandonó y sus ojos se entrecerraron.
Calló sobre ella, su pene se salió y junto con él un burbujeante cóctel de fluidos mezclados. Su cuerpo yacía inmóvil, se percató de que al parecer su compañera se había desmayado.



Aún respira.



Suspiró aliviado y aprovechó para quitar las amarras de sus muñecas, la recostó sobre si, su cabeza sobre su pecho, y la acaricio con ternura.



Aquí, en mis brazos se ve tan indefensa, tan frágil, está es una parte de ella que no había visto aún.



Pensó mientras la mantenía contra su cuerpo. Poco a poco Rose comenzó a volver en sí, él le brindó un poco de agua, había bastante de los hielos que se derritieron de no haber sido usados, ella miraba con una sonrisa atontada, pero feliz, lentamente iba recuperando el semblante.



- ¿Estas bien?



Le preguntó. La chica asintió, aun intentando recuperar el aliento, se acercó y nuevamente reposo su cabeza en él.



- Rose, sé que esto que te voy a pedir esta fuera de las reglas pero... quiero que te quedes esta noche...



- Como sí pudiera moverme ahora



Responde en tono de burla, una leve sonrisa se dibuja en su rostro, realmente no es que pudiera moverse mucho, cada intento de movimiento le causaba aún espasmos de placer.
Se miró las muñecas, una sombra estaba dibujada donde antes estaban las amarras.



- Espero que estas se borren.



Dice risueña.



- Aunque hay algunas que nunca se borran.



Su cuerpo se debatía entre quedarse a su lado o irse, nunca había estado tan insegura sobre una decisión. Lo miró y las dudas desaparecieron, a pesar del daño y del dolor que pudiera venir en el futuro, en ese instante, no había otro lugar en la tierra que la pudiera llenar más que el calor de aquel cuerpo que la cobijaba.



- Me quedo.



Se encogió los hombros como si no le importara, cubrió sus ojos con una mano y poco a poco cedió ante el cansancio quedando dormida con una pierna sobre su cintura.



Quizá vale la pena el dolor una vez más.



Verla acurrucada sobre él lo hace meditar.



El tiempo dará su juicio final, siempre lo hace.



La abrazó fuerte y soñaron juntos a la luz de una vela.
 
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