Momentos.

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Pondré por aquí algunas de mis frases y tal a petición de .


Segmentos de silencio a un alma fragmentada.

Sentir.

La lucidez de los sentimientos es tan tenue como un suspiro, pero no crean mis palabras, siempre hablo desde lo que veo o siento y como ya dije anteriormente, la seguridad de estos es nula, las riendas de mi futuro no son llevadas por nadie. En el camino me he visto reflejado en muchos, no obstante, de forma incompleta. Referirme a mí mismo como si me conociera, o pudiera controlar mis acciones completamente, es tan falso como aludir cualquier monto de conocimiento sobre otra persona, oculto inclusive a si mismo están, sellados en el fondo, esperando, esperando una pequeña brecha, ser libres e imponer su dominio, una autoridad absoluta que no entiende razones, amante del azar. Una insaciable bestia, que solo desea engullir lo que algunos llaman, libre albedrío.






Al filo de la duda relativa a futuros inciertos.

Creer.

En diversas ocasiones mis expectaciones rondaban situaciones de ensueño que irremediablemente vendrían a ser una frágil copa en manos necias, de reducida firmeza cuando respecta a la complacencia del corazón. Desdichada mi fe de amor, creyendo transitar a la par cuando simplemente deambula en una ilusión, una burbuja de ansias inaccesibles. Palabras de afecto que destilan devoción gratuita sin precio que gotas son, gotas de un carmesí imprudente que no caen, se abaten de una en una contra el cáliz que me transforma en un iluso, que no comprende, no discierne confuso en una verdad que se reniega a sí misma, un sinsentido de conceptos erróneos, mi verdad no es la nuestra, y cada ápice derramado no fortalece, debilita, el peso no es soportable y más que dar quita fuerzas de unas extremidades temblorosas, que irremediablemente renuncian y al final solo han de mantenerse los trozos bañados del rojo de los sueños.




Proeza desmedida del desconcierto.

Pensar.

Nubladas, mis ideas cubiertas, mi mente en un blanco puramente negro, jadeante las memorias, ofuscas creando momentos a priori de los sucesos, realidades disonantes en un pensar ciego que trata de mirar un futuro no existente, más que observar desea crear, ser dueño, manipular los hilos del destino, desesperado, anhelando palpar lo que cree verdadero cuando realmente es la cruel incertidumbre de los azares de la vida quien se manifiesta, mofándose de su estupidez. No comprende la inexistencia del sentido, perdido en su proclamada sabiduría, sapiencia no, ignorancia absoluta, no es posible predecir instantes aludidos por delirios desvaríos sin sostén hijos de la duda, veneno vertido en los pensamientos. Perdición es el especular más allá de los sucesos. La devoción se pierde en momentos de temor, razonar no es posible estando desbordado de espejismos, una falsedad que termina por destruirlo todo.




Perdiendo la simpleza de ser tortuosos.

Mostrar.

No mostramos nada, máscaras pálidas sin siluetas que reparten falsedad. Sinceridad quieren muchos, patrañas recibirán y justamente al unísono de nuestra propia soberbia brota la desconfianza, oponiéndose a la tentativa de autenticidad de nuestros semejantes, en el aire queda la interrogante, buscamos o no comprensión, una pregunta que mi otro yo no quiere replicar. Ahora, la dificultad de conectar, perder el disfraz, eliminar el recelo que no permite avanzar, la debilidad que no deseamos revelar, son el atroz impedimento en todo sentimiento que queramos enlazar y en el caso peculiar, extraño e inusual que alguien logre retirar de nuestro rostro el antifaz, el engaño de tantas sonrisas fingidas, de palabras fabricadas, velos verbales, amantes íntimos de gestos que tratan de plagiar aspectos de bienestar, yacen marchitos, dispersos, exánimes, son dejados atrás por la belleza y la amenaza que existe en el confiar.





Existimos en la ilusión de amar lo perdido.

Recordar.

En los días de flagrante felicidad, días que no se olvidan y sirven de sostén en tiempos difíciles, aquellas hermosas fechas llenas de momentos y situaciones de ensueño junto a esa persona que ya ni siquiera podría ser llamada una amistad. Todo parece una mentira dentro de otra mentira, una burbuja que reventó demasiado rápido e inesperado, sembrando todo ese temor desbordante de dudas, ¿alguna vez te amó, cuando dejó de hacerlo, en que momento fallaste?, las respuestas no importan, nunca lo han hecho, pero somos seres en extremo inconformes, desean cosas que no resuelven nada, conocimiento innecesario que solo sirven para formar ilusiones sobre las supuestas decisiones que permitirían alargar la vida de un fuego mustio; los desenlaces resultan difíciles, en ocasiones dolorosos, no obstante, de ellos se puede aprender, te perfeccionas, esto en el mejor de los casos, todo depende de ti, solo tú puedes o no sucumbir al odio, quedarte en el ayer, volverte perjudicial, dañarte a tu mismo y a todo el que te rodea. No mirar atrás es la única solución posible, pero no todos pueden verla, existen aquellos nublados por la furia o simplemente por la estupidez, tontos, ciegos ineptos que no comprenden que dejar marchar también es una forma de amar.
 
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