Pasos muertos

Un cuento caca para animar -o desanimar- el hábito lector.

Transitas por las calles que te separan de un destino cualquiera -es lejano: el horizonte. Sumido estás en las preocupaciones sufridas desde hace ya meses. Miras lo necesario para no morir accidentado.
Sin modificar la liturgia avanzas -eres fiel a la indiferencia. La vida se te resume a la monotonía de alcanzar el mismo objetivo que jamás cambia. Por eso sientes que lo sabes todo: lo necesario y hasta el mundo; aunque sigas aprendiendo.
Oyes un precipitado sonido y te ruborizas entre pasmos; la mente cesa su pensar carente de significación -y tus ojos dejan pospuesto al móvil. Cruzas miradas con quien primero alcanzas a percibir.
—¿Dónde vas? —te pregunta.
—Allí. ¿Buscas también la poceta?
—No, ya tome de esa de agua. ¿Acaso aún no ves el mar?
Descubres una lacerante ignorancia y, si tienes suerte, -creo que sí-, el placer por el conocimiento perdido después de pronunciar algún por qué -creído el último- de cuando eras todavía infante. Fin: el destino cambió. Lástima que la sensibilidad no se haya juntado con tu nuevo anhelo, habrías visto más que el océano -tal vez, tampoco me detuve a mirar de dónde provino el estruendo.
 
Atrás
Arriba