Þorrablót, ¿el blot de quién?

El viernes 21 de enero fue el primer día del mes Þorri (Thorri), que dadas las características del antiguo calendario islandés, siempre comienza un viernes de la 13 semana de invierno y se extiende hasta mediados de febrero. En esta fecha se suele celebrar el Þorrablót (Thorrablot), un blot («ofrenda / sacrificio» a los dioses o espíritus de la tradición nórdica) bastante popular y con orígenes bastante oscuros.
El calendario islandés estuvo vigente desde el siglo X hasta el siglo XVIII. Tiene 12 meses de 30 días repartidos en dos estaciones: verano e invierno. El mes era una unidad de tiempo relativamente poco importante para el hombre islandés, incluso era difícil contar los días cuando el sol apenas se ocultaba; así que la unidad de uso más común era la semana. En las listas más antiguas, como la que aparece en el Bókarbót del siglo XII, muchos meses solo eran enumerados, sin ningún nombre. La primera lista completa con nombres y algunas variantes la da Snorri en su Edda Menor del siglo XIII; sin embargo, algunos estudiosos piensan que estos o algunos de ellos nunca fueron utilizados por la población en general[1]. Curiosamente, Þorri y Goi, los meses que nos ocupan en este artículo, son de los pocos que se encuentran bien atestiguados en varios textos medievales, lo que ya nos puede sugerir su antigüedad.
La familiaridad con Þorri y Goi puede deberse a que también son los nombres de los personajes de una vieja historia recogida en dos versiones con variación en la cantidad de detalles: una aparece como Fundinn Noregr («Fundacion de Noruega») en la Saga Orkneyinga del siglo XII, y la otra con el título Hversu Noregr byggðist («De como Noruega fue habitada») en el Flateyjarbók del siglo XIII.

«Había un rey llamado Fornjot que gobernó sobre esas tierras que se conocen como “tierra adentro” y Kvenland; esto es al este de la ensenada del mar que va hacia el norte para encontrarse con Gandvik; que llamamos Helsingbight. Fornjot tuvo tres hijos; uno se llamaba Hler, a quien llamamos Ægir, el segundo Logi, el tercero Kari; este fue padre de Frost, padre de Snow el viejo, el nombre de su hijo era Thorri; este tuvo dos hijos, uno se llamó Norr y el otro Gorr; el nombre de su hija era Goi. Thorri era un gran sacrificador, hacía un sacrificio todos los años en pleno invierno que llamaron el sacrificio de Thorri; de ahí el mes tomó su nombre. Un invierno hubo estas noticias en el sacrificio de Thorri, que Goi se había perdido y se había ido, y se dispusieron a buscarla, pero no la encontraron. Y cuando ese mes pasó, Thorri ordenó que hicieran otro sacrificio para esto, un sacrificio para saber con certeza dónde estaba Goi escondida. Lo llamaron el sacrificio de Goi, pero a pesar de esto no pudieron averiguar nada sobre ella. Cuatro inviernos después los hermanos hicieron el voto de que la buscarían y así dividieron la misión entre ellos, que Norr debería buscar en tierra, pero Gorr debería buscar en las afueras y en las islas, y se fue a bordo de un barco. Cada uno de los hermanos tenía muchos hombres con ellos.»
Fundinn Noregr. Traducción al inglés de George W. Dasent, 1894

«Ahora hablaremos de cómo se fundó Noruega en el principio, cómo comenzó la línea de reyes allí o en otras tierras, y por qué se llaman Skjoldungs, Budlungs, Bragnings, Odlings, Volsungs o Niflungs, de donde provienen las líneas de reyes.
»Había un hombre llamado Fjornot. Tuvo tres hijos; uno se llamaba Hler, el segundo Logi y el tercero Kari. Este último gobernó los vientos, pero Logi gobernó el fuego y Hler gobernó el mar. Kari fue el padre de Jokul, el Glaciar, padre del Rey Snae, la Nieve. Los hijos del rey Snae fueron Thorri, Fonn, Drifa y Mjoll. Thorri fue un rey maravilloso. Gobernó Gotland, Kaenland y Finlandia. Celebraba Kænir para que cayera nieve y viajar en esquís fuera bueno. Ese fue su origen. La celebración se realiza en pleno invierno, y desde entonces se denomina mes de Thorri.
»El rey Thorri tuvo tres hijos. Sus hijos se llamaron Norr y Gorr, y su hija Goi. Goi desapareció, y Thorri hizo el sacrificio un mes más tarde de lo que acostumbraba, y desde entonces el mes que comienza luego se llama Goi. Norr y Gorr buscaron a su hermana…»

Hversu Noregr byggðist. Traducción al inglés de George L. Hardman, 2011

Estos relatos resultan únicos entre otras cosas porque las genealogías que describen no se remontan a Odín, como es más común, sino a Fornjot, un jötunn, un gigante rey de Finlandia. Este Fornjot es citado unas pocas veces en la Edda Menor y en la Saga de los Ynglings, siempre formando parte de algunos kenningar para referirse a los elementos como sus «hijos». También aparece en Nafnaþulur, al final de Skáldskaparmál, en una lista de nombres de gigantes.

27 —¿Cómo se nombra con un kenning el viento?
—Así: llamándolo el hijo de Forniot, el hermano de Égir y
del fuego, el devastador del bosque, el terror, el destructor, el
perro o lobo del mástil, de la vela o del cordaje.

28 —¿Cómo se nombra con un kenning el fuego?
—Así: llamándolo el hermano del viento y de Égir, el
destructor y aniquilador del bosque y de la casa, el matador
de Half y el sol de la casa.

29 —¿Cómo se nombra con un kenning el invierno?
—Así: llamándolo el hijo de Víndsval, el matador de las
serpientes y el tiempo de las ventiscas.


Nótese, sin embargo, que no se menciona a Þorri en los kenningar del invierno; de hecho, este personaje solo se menciona en los textos citados anteriormente. Kristinn Schram, en un artículo titulado “Obscurity as heritage. The Þorrablót revisited”, nos cuenta lo siguiente:

«La evidencia tanto de un Þorri devoto como del propio þorrablót en la Islandia medieval es escasa. Como señala Árni Björnsson (2008) en su libro Þorrablót, de hecho, no es hasta el siglo XVII que las fuentes sobre la personificación de Þorri aparecen en forma de Þorrakvæði o poemas de Þorri. En los muchos poemas de Þorri recopilados a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, Þorri puede aparecer como un anciano de barba gris o un jefe vikingo, pero es probable que se convierta en una columna de hielo. El Þorri de los poemas exige respeto y, a menudo, se le da la bienvenida con una súplica de piedad por un clima menos crudo…»

Como suele ocurrir en estos casos, el personaje de las sagas parece haber sobrevivido en la tradición oral y en las supersticiones hasta que los poetas modernos lo rescataron y lo pusieron por escrito. Para entonces, si no lo había sido desde antes, ya era la mismísima personificación del invierno, con un ligero toque de humor.
Actualmente, muchos consideran que el acto de dar la bienvenida a þorri es una tradición consagrada. El mes comienza con Bóndadagur, el Día del Campesino, del Agricultor o del Hombre de la casa, en el que este recibe un tratamiento especial por parte de su esposa. Sin embargo, la fuente más antigua que da testimonio de esta costumbre es Íslenzkar Þjóðsögur og Æfintýri, la colección de cuentos populares publicada por Jón Árnason entre 1862 y 1864. He aquí un fragmento famoso:

«Por tanto, era deber de los granjeros “saludar a þorri” o “darle la bienvenida a la granja” siendo los primeros en levantarse en la mañana que comenzaba þorri. Debían levantarse y salir solo en camisa, con las piernas y los pies desnudos, pero con una pierna en el pantalón; ir a la puerta, abrirla, dar brincos sobre un pie por toda la masía, arrastrando el pantalón con el otro y dar la bienvenida a þorri a la granja y a la casa. Luego debían organizar una fiesta para otros campesinos de la comunidad; esto lo llamaban “festejar el þorri”.»

El propio Jón Árnason, citado por Kristinn Schram en su artículo, dice que «en algunos lugares del norte del país todavía se llama bondadagur el primer día de þorri, cuando la señora de la casa debe tratar bien al marido, y estas fiestas se siguen llamando þorrablót». Esto nos sugiere que para el siglo XIX el término Bóndadagur ya era bastante oscuro y solo sobrevivía en ciertos lugares remotos, donde la celebración era igualada al þorrablót. Por su parte, el etnógrafo islandés Árni Björnsson, sostiene –con algunas reservas– que la tradición del þorrablót es una tradición bien establecida y perdurable. Así lo cita Kristinn Schram:

«Por lo tanto, debe tenerse por cierto que a lo largo de todos los siglos el Þorri fue recibido y “adorado en secreto” ya sea con un respeto temeroso o con una alegría festiva. Esto es mucho más probable que el hecho de que el hilo se haya cortado por completo. Entonces hubiera sido un esfuerzo mayor revivir la tradición e incluso poner en riesgo la vida para hacerlo en los siglos XVII y XVIII. Los participantes en tal jolgorio, por supuesto, podrían ser tan devotamente cristianos en su corazón como cualquier otra persona, aunque se permitieran la diversión» (Árni Björnsson, 2008, p. 17-18).

En su libro “Simbolismo y mitología de los pueblos antiguos”, los arqueólogos alemanes del siglo XIX Georg Friedrich Creuzer y Franz Joseph Mone, identificaron a Þorri con Thor y a Logi con Loki, pero con certeza esto fue producto del intenso romanticismo nacionalista de la época. De hecho, fue en el siglo XIX cuando la celebración del þorrablót, nunca antes descrita en la literatura antigua, se convirtió en lo que conocemos hoy.
Es difícil, o cuando menos arriesgado hablar de un renacimiento o una reinvención del þorrablót. Lo cierto es que un nuevo conjunto de costumbres con este nombre fue establecido sobre la base de una tradicionalidad percibida. El primer indicio del þorrablót en los tiempos modernos, fuera de las celebraciones que tenían lugar en los hogares, se puede encontrar en el marco del creciente nacionalismo de la intelectualidad islandesa de mediados del siglo XIX. A través de los registros y actas de asociaciones de estudiantes y clubes de teatro (principalmente en Reykjavík de 1867 a 1873 y dos en Akureyri en 1873 y 1874) está claro que las fiestas celebradas con la llegada del mes de þorri estaban adquiriendo el aire algo humorístico de la era de las sagas. Los poemas y rimas sobre Þorri se referían a la heroicidad y a las juergas de los héroes de antaño, lo que también propiciaba hacer elaborados brindis por las deidades paganas. Poco a poco la tradición se extendió al corazón de la potencia colonial, Copenhague, donde se había originado en parte el movimiento nacionalista islandés.
En las décadas siguientes el þorrablót se extendió, aunque escasamente, por las zonas rurales de Islandia; no tuvo el mismo éxito en las áreas urbanas, donde la novedad extranjera a menudo era favorecida por una población en proceso de modernización. De hecho, no fue hasta la década de 1960 que el rústico Þorrablót fue resucitado en Reykjavík y ganó popularidad. Algunos años antes las Asociaciones de la Patria (Átthagafélög) habían comenzado a preferir comida más tradicional para sus eventos en lugar de las comidas modernas e importadas más disponibles en la ciudad. En 1958, el propietario de cierto restaurante comenzó a darse cuenta de esto y decidió proporcionar la “comida þorri” que había visto anunciada por las Asociaciones. þorramatur, el nombre islandés de esta comida, es muy popular hoy en día, pero era novedoso para entonces. Para impulsar sus negocios en una temporada difícil, otros restaurantes comenzaron a servir lo mismo: una selección de carnes y pescado curado a través de varios métodos tradicionales, acompañada de Rúgbrauð, un pan de centeno denso y oscuro, y Brennivín, la bebida nacional, también llamada “muerte negra”. Ciertamente no todos seríamos capaces de degustar un verdadero banquete de Þorrablót; entre sus “delicias” se encuentra el Hákarl, carne curada de tiburón con un fuerte olor a amoníaco; el Svið, una cabeza de oveja hervida en ácido láctico; o el Hrútspungur, sabrosos testículos de carnero. Todo es servido en una especie de bandeja cuadrada de madera, igual a las que se exhiben en el Museo Nacional del país.
A partir de los 1960, el þorrablót se extendió por todo el país. Hoy en día la mayoría de las poblaciones lo celebran de formas diversas. La “comida þorri” puede, en algunos casos, complementarse con un plato más moderno para aquellos cuyo paladar no apruebe los sabores y olores ácidos de la comida típica. El consumo excesivo de alcohol y los brindis son característicos de estos eventos, y en las zonas rurales es común organizar obras cómicas para burlarse de las personas de la comunidad. Ahora bien, la ola de þorrablóts de la década de 1960 no se limitó a Islandia, sino que se extendió a muchas de las asociaciones de expatriados islandeses por todo el mundo.
Hoy en día el Þorrablót es uno de los blots o sacrificios anuales observados por muchos paganos seguidores de la tradición nórdica, principalmente por los miembros de Ásatrúarfélagið, la organización islandesa fundada en 1972 por el granjero y poeta local Sveinbjörn Beinteinsson. A diferencia de otros grupos, Ásatrúarfélagið se caracteriza por la sobriedad de su filosofía y sus prácticas, evitando recargar la tradición con conceptos y liturgias que tienen más de modernos que de antiguos. En su página oficial, cuando se refieren al Þorrablót, no hablan de supuestos sacrificios al gigante Þorri o al dios Thor, solo dicen:

«… Hay comida seca en las mesas, un programa divertido y una fiesta de bienvenida a una época del año que a menudo puede resultar difícil…»

Extraído de la revista cubana "El Ciervo Blanco"
 
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