¿Libertad de expresión o discurso de odio?

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¿Dónde está el límite entre la libertad de expresión y el discurso de odio? Las expresiones de odio o el discurso destinado a intimidar, oprimir o incitar la violencia contra una persona o grupo con base en su raza, religión, nacionalidad, género, orientación sexual, aspecto físico, discapacidad u otra característica grupal, parecen imponerse como el lado oscuro de la libertad de expresión.

La libertad de expresión es la posibilidad de decir, escribir, leer y publicar todo lo que quieras. Toda clase de ideas, opiniones y puntos de vista deben ser posibles de expresarse en público. La libertad de expresión es un derecho humano importante para todos, pero el derecho a no ser discriminado lo es en igual medida. Nadie quiere ser privado de algo o excluido porque su origen especifico, color de piel o religión. La prohibición de la discriminación es inherente, de la misma manera, al núcleo de los derechos humanos.

¿Qué pasa si discriminas a alguien en público con un determinado comentario? Uno puede expresarse sobre todo lo que quiera, pero ¿dónde está el límite entre la libertad de expresión y la prohibición de la discriminación?

En general, la libertad de expresión tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, no puedes simplemente revelar secretos comerciales (como datos de clientes o el proceso de producción) o un plan militar del gobierno. Y, en los casos de un estado de emergencia o una guerra, el gobierno puede limitar la libertad de expresión de los ciudadanos.

Tampoco puedes culpar a alguien y difundir mentiras sobre otras personas. Y no se puede incitar a la violencia, la discriminación o el asesinato. Si haces eso, en la mayoría de los países, estás cometiendo un delito. Por lo tanto, puede suceder que un juez condene a alguien alegando que él o ella incita a la discriminación.

Aunque no siempre está claro dónde se encuentra el límite entre la discriminación y la libre expresión, existen pautas y normas que ayudan a determinar este límite.

En este momento la libertad de expresión deja de ser un derecho y puede pasar a ser una falta o delito, que puede ser llevado ante la justicia. Será el juez el que decida si constituye una infracción, y en caso afirmativo, quien dicte sentencia sobre ello.

¿Cuál creen que es el límite entre la libertad de expresión y el discurso de odio?
 
El problema está que en la actualidad cualquier cosa es un discurso de odio. Por ejemplo, si yo en una red social x, me manifiesto en contra de un comentario feminista, ya estoy dando un discurso de odio, y soy catalogado de machista. Si por ejemplo, yo digo que los Black Live Matters, son una fundación cuyo objetivo es ser financiados por políticos, automáticamente soy catalogado como racista, y así pasa con todos los grupos de minorías, si algo que escribiste no les gusta, o los deja en ridículo, aunque sea con base, pues se aprovechan con lo del discurso de odio. La libertad de expresión no existe, nunca ha existido, desde los tiempos más remotos siempre el ser humano ha sido libre de expresarse, siempre y cuanto no contradiga lo que digan los que tienen más poder que ellos.
 
Debemos ser tolerantes con todo menos con la intolerancia.
Sí tiene que haber un límite obviamente...
Por otro lado como bien dice y luego amplía no está bien definido y muchos se aprovechan de esto por lo tanto forma un papel importante la justicia, los jurados y las leyes para que no se puede manipular sus contenidos. Es impostante educar a respetar a los demás y también a ser serenos y no malentender las cosas o dejarnos llevar por lo primero que pensamos. Y sí la "libertad de expresión" es una idealidad como bien dice Soma nunca ha existido es uno de tantos conceptos muy usados como arma o escudo pero que realmente tiene un significado muy alejado de la realidad.
 
Existe un dicho bastante versado que dice que "tu derecho acaba donde empieza el derecho ajeno", tenemos derecho a decir lo que pensamos, mas no tenemos derecho a ofender, injuriar, disminuir, atacar... a otras personas.
En ocasiones me he detenido a pensar en el tan de moda "yo digo lo que pienso", y es que sí, yo también suelo decir lo que pienso, pero el punto está en cómo dices eso que piensas, cuándo lo dices, y dónde lo dices.
Hacer uso de tu libertad de expresión no puede transgredir mi dereho a no ser perjudicada deliberadamente, y cuando digo perjudicada entiéndase que no hablo de alguna consecuencia justa por mis actos, sino de convertirme en una víctima de agresión de cualquier tipo.
El decir, el hacer, la verdad... tienen límites de espacio, modo y lugar; tienen límites en el momento en el que somos seres sociales y cada cosa que decimos o hacemos repercute en otras personas que nos rodean, personas que a su vez tienen sus propios derechos.
No pocas veces he escogido callar antes que decir lo que pienso, no porque no me asista el derecho a decirlo, sino porque me ha parecido más constructivo callar y más nocivo hablar, entonces he rehusado a mi derecho.

Es difícil establecer un límite cuando la línea es totalmente movible, supongo que está sujeta a las circunstancias, lo que sí está claro es que la ofensa no es justificable ni en la defensa, y no hablo de un momento colérico en una riña con el vecino, hablo de la injuria como argumento, como arma, en un parlamento con suficiente seriedad e importancia social o personal.

Saber decir es un arte, y creo que son privilegiados lo que saben matar a su enemigo diciendo, en toda planitud de derecho de libertad de expresión, sin poner el pie al otro lado de la línea.

 
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